Para llamar la atención del médico y facilitar la labor del
visitador médico en el transcurso de la visita, se introducían con frecuencia
novedades en los folletos. Una de ellas eran los troqueles que –según se iban
avanzando las páginas- mostraban unas cosas e iban reservando otras para el
siguiente paso de página, ayudando a mantener la atención e intriga del médico
por lo que vendría a continuación.
Este es un ejemplo de un folleto con portada y segunda hoja
troqueladas, para presentar Triniol, “el corticoide adecuado para un nuevo
ritmo terapéutico” y con elementos como este, el visitador dominaba la
situación e iba marcando el ritmo de la visita.
Tan importante como administrar el comprimido a primeras
horas de la mañana (cuando las cifras de cortisol plasmático son más elevadas)
era el hecho de administrarlo cada 48 horas puesto que se había demostrado que
“la atrofia sufrida por las glándulas suprarrenales, medida por el peso de las
mismas, fue menos cuanto mayor fue el intervalo de tiempo entre las dosis
administradas”.
Tanto los médicos como los pacientes estaban preocupados por
los efectos secundarios de los corticosteroides disponibles hasta ese momento:
frenación hipófiso suprarrenal, cara de luna, osteoporosis, hipertensión,
diabetes, úlceras gastroduodenales, etc. Triniol, el único adaptado a la
terapia alternante, se convertía así en la terapia de elección sobre todo en
aquellos pacientes que requerían un tratamiento prolongado...
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