lunes, 9 de marzo de 2015

Erraron las previsiones

(AZprensa) El analista londinense Stewart Adkins ya estimaba hace más de una década que las compañías farmacéuticas con posibles nuevos fármacos importantes emplearían cientos de millones de dólares en todo el mundo para las campañas de prelanzamiento, elevando los gastos combinados de descubrimiento, desarrollo y comercialización de un posible superventas hasta los 750 millones de dólares.

También Andersen Consulting predijo que un mayor uso de herramientas de investigación reduciría el porcentaje de fármacos que fracasan durante su etapa de desarrollo, dejándolo en un 10 por ciento frente al 30 por ciento de entonces.

De igual forma, Lehman Brothers calculaba que para mantener la histórica tasa anual de la industria farmacéutica de un crecimiento medio del ocho por ciento, el número de fármacos  nuevos lanzados cada año debería pasar de los 35 de aquél momento a los 50. Lehman Brothers también estimaba que el pico de ventas de un nuevo fármaco debería pasar de los 470 millones de dólares a los 700.

Vistas aquellas predicciones a la luz de la situación actual, vemos que nada de esto se ha podido cumplir puesto que las presiones que los Gobiernos han ido poniendo a la industria farmacéutica han supuesto una losa insalvable, con gastos cada vez más crecientes para la investigación y desarrollo, así como trabas y retrasos cada vez más constantes a la hora de registrar y comercializar los nuevos medicamentos, de tal forma que los pocos nuevos productos que han ido alcanzando el mercado se han encontrado un panorama desolador: precios cada vez más bajos, limitaciones crecientes a la prescripción, retrasos en los pagos, mayores impuestos... De la velocidad creciente que llevaba el desarrollo farmacéutico hace apenas una o dos décadas, hemos paso a un enlentecimiento y empobrecimiento total de las expectativas.

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