(AZprensa) El placebo es una sustancia inerte, sin ningún
tipo de beneficio ni de efectos secundarios pero con la apariencia de
medicamento para que el paciente crea que está siendo tratado. En los ensayos
clínicos se suele comparar el fármaco objeto del estudio con un grupo control
de pacientes a los que se da placebo, esto es, nada; pero que ellos creen que
están siendo tratados. La primera pregunta que surge es: ¿es ético no dar
ningún tratamiento (esto es, dar solo placebo) a un grupo de pacientes sólo
para ver qué diferencias se encuentran respecto a aquellos que sí están
recibiendo el medicamento supuestamente eficaz?
Según decía el Dr. Juan R. Castillo, “la Asociación
Médica Mundial reafirma que se debe tener muchísimo cuidado al utilizar ensayos
con placebo y, en general, esta metodología sólo se debe emplear si no se
cuenta con una terapia probada ya existente. Sin embargo, los ensayos con
placebo se aceptan éticamente en ciertos casos, incluso si se dispone de una
terapia probada”.
Tal como explicaba, “el placebo puede usarse cuando no
existe una intervención de efectividad comprobada; cuando la omisión de una
intervención de efectividad comprobada expondría a los sujetos a lo sumo a una
molestia temporal o a un retraso en el alivio de los síntomas; o cuando el uso
de una intervención de efectividad comprobada como control no produciría
resultados científicamente confiables y el uso de placebo no añadiría ningún
riesgo de daño serio o irreversible para los sujetos”.
Por supuesto que existen medios para minimizar la
posibilidad de efectos perjudiciales por encontrarse en el grupo control; por
ejemplo emplear un diseño aditivo, que consiste en dar el tratamiento estándar,
de forma adicional, a los dos grupos, el del placebo y el del fármaco en
estudio. Pero esto no siempre es posible porque puede desvirtuar los
resultados, por eso otra posibilidad, según este especialista es “realizar un
análisis intermedio de eficacia y seguridad, para no prolongar innecesariamente
la duración del ensayo”.
Con todo, hay una pregunta que siempre queda en el aire:
¿Incluiría un investigador, a sabiendas, a un familiar o ser querido en el
grupo al que sólo se dará el placebo?
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