(AZprensa) Este es un caso real que pone de manifiesto cómo la
Sanidad pública fomenta la autoprescripción:
Madrid, miércoles 17 de junio 2020.- Un paciente se
dirige al ambulatorio para solicitar que le atienda un médico ya que le ha
salido una fuerte urticaria. En el mostrador le dicen que tiene que pedir la
cita por teléfono. El paciente se va a su casa y nada más llegar llama por
teléfono para pedir cita. Le atiende un contestador automático (con el que no
es posible dialogar) y le da cita para el miércoles 24, es decir, para dentro
de una semana.
Conclusión: El paciente se enfrenta a dos opciones.
La primera, seguir las indicaciones del contestador
automático, es decir, no hacer nada, aguantarse, y esperar hasta el día 24 en
cuyo caso habrá pasado una semana molesto con esa urticaria, la cual ya habrá desparecido
cuando llegue a la consulta y entonces sólo podrá contarle al médico lo mal que
lo pasó pero que ya está bien y no necesita ningún consejo ni prescripción
médica.
La segunda, guiarse por experiencias propias o de familiares
cercanos y comprar en la farmacia el antihistamínico Mircol (mequitazina) para
combatir el posible componente alérgico y Synalar Gamma (acetónido de fluocinolona)
para tratar con esta crema las partes más afectadas y suprimir el prurito y la
inflamación.
Como se ve, la segunda opción es la más razonable. De
esta forma, cuando el paciente acuda el día 24 a la consulta, le dirá al médico
que “hace una semana me salió una urticaria y como no me daban cita hasta hoy
me automediqué con Mircol y Synalar Gamma. Como me ha ido muy bien mi
automedicación y ya estoy curado, sólo vengo para que ponga en mi historial que
tuve esa urticaria y que estos dos medicamentos que me he recetado a mí mismo me han
ido muy bien”.
PD.- Este es un caso real del que ha sido testigo
AZprensa y suponemos que este paciente no sería el único en todo Madrid al que
el contestador automático le diese cita para dentro de una semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario