En el árbol del naranjo se encuentra un alimento rico en
vitamina C, la naranja; y en la huerta se encuentra otro alimento rico en
vitamina A, el tomate. Juntos forman un buen complemento de vitaminas A y C,
pero hasta hace poco el médico era más partidario de recetar medicamentos que
recetar regímenes alimenticios y en tal sentido AC-Crisina era la elección
ideal: además de tener garantizadas las cantidades idóneas de ambas vitaminas,
tenía un insuperable sabor a naranja natural. Y es cierto, nadie consiguió
igualar nunca el sabor de este producto.
Y el aporte de vitaminas A y C también está indicado en el
embarazo y lactancia, en el tratamiento con anovulatorios (esto es algo
desconocido pero ya se publicó un estudio en este sentido en el Medical News,
sep 1973), infecciones viriásicas y bacterianas, y como coadyuvante en
cicatrizaciones en cirugía tocoginecológica.
Como podéis ir viendo por esta serie de tarjetones
publicitarios, el aporte especial de vitaminas A y C era de interés para muchas
especialidades médicas, bueno, en realidad para sus pacientes...
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