Como responsable de la promoción de los laboratorios
Latino-Syntex debía aportar nuevas ideas constantemente y fue así, como con la
ayuda de mi equipo creativo, llegamos a descubrir una nueva especie piscícola:
el pez naranja. Pero no era un pez de color naranja, sino que era un pez cuya
cabeza era una naranja auténtica.
Dicen que el sueño de la razón produce monstruos, y este así
podría parecerlo; pero nada más lejos de
nuestra intención: se trataba simplemente de destacar las ventajas de un
complejo vitamínico con dos importantes vitaminas, la A y la C. Para ello
habíamos ideado la unión perfecta entre un pez (fuente de aporte de vitamina A)
y una naranja (fuente de aporte de vitamina C).
En aquella época (1974) no existía el Photoshop, es más, ni
siquiera existían los ordenadores, ni las fotocopiadoras, ni los teléfonos
móviles... pero a pesar de ello el resultado final fue asombroso (al menos para
aquella época).
El producto que presentábamos era “AC-Crisina”, en tubo de
15 comprimidos de “inigualable sabor a naranja natural” (y era cierto, tenía un
sabor mejor que muchos refrescos). Este tarjetón se utilizaba como cierre de la
visita médica, puesto que para una asociación de vitaminas A y C tampoco había
mucho que argumentar, sólo llamar la atención y recordar que al menos
“AC-Crisina” era el que tenía mejor sabor y por lo tanto el paciente lo tomaría
con mayor agrado.
Ese original pez naranja llamaba la atención para destacar
que “AC-Crisina” era un complemento idóneo en el tratamiento antiinfeccioso...
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