Sin darnos cuenta, habíamos descubierto que teníamos en
nuestras manos una pieza fundamental en dermatología ya que los médicos estaban
recetando Ecomitrin 40 con igual entusiasmo que cuando se les pedía antes que
recetasen alguno de los Synalares. Habíamos dotado de un logotipo singular a
nuestro “redescubierto” producto y, puesto que nuestras expectativas se habían
hecho realidad, pensé que también se podía tomar forma corpórea ese logotipo.
Fue así como diseñamos este nuevo folleto con el que abrimos una nueva campaña
publicitaria: la imagen que representaba el logotipo era ahora una mujer
desnuda como centro de un puzzle en el que faltaba una pieza.
Esa pieza se presentaba en el interior en donde se mostraba
la imagen completa del puzzle y se exponían las ventajas del producto. Para
servir de ayuda a los visitadores médicos en el desarrollo de su presentación,
una vez abierto el folleto había una solapa que, llegado el momento, el
visitador desplegaba para seguir con su presentación.
Era importante destacar, como así se hacía en el interior,
que la anfomicina era un antibiótico de uso exclusivamente tópico, sin acción
sistémica, de intensa acción bactericida especialmente sobre gérmenes
gram-positivos, estable frente a secreciones y exudados orgánicos y carente de
resistencias. En cuanto a la neomicina, simplemente añadir que era un
antibiótico de probada acción antimicrobiana, en una mínima concentración.
Después, y según de la especialidad que fuesen a visitar, disponían de un
folleto en donde se destacaban aquellas indicaciones más frecuentes en la
consulta de cada especialidad...
No hay comentarios:
Publicar un comentario