(AZprensa) La enfermedad tromboembólica
venosa (ETV), que a su vez incluye la trombosis venosa profunda y la embolia
pulmonar, es la tercera causa de muerte vascular en España, y afecta
principalmente a pacientes inmovilizados u operados y a mujeres que toman
tratamientos hormonales, además de a personas con cáncer, ya que uno de cada
cinco pacientes con ETV presenta algún tipo de enfermedad oncológica, siendo,
además, la embolia pulmonar una causa frecuente de muerte en pacientes con
cáncer.
Esta enfermedad, por lo general, no produce signos ni síntomas
destacados. Aun así “cuando una extremidad duele, se hincha y se pone caliente,
sobre todo si no hay un traumatismo que lo explique, siempre se piensa en una
trombosis”, comenta el coordinador del Grupo de Enfermedad Tromboembólica de la
Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), el doctor Manuel Monreal Bosch.
Las principales localizaciones de la trombosis se sitúan en las
piernas, aunque también puede afectar a las venas de los brazos, las venas
abdominales y las venas del cerebro. Además, la mitad de los pacientes que han
padecido esta enfermedad sufren el llamado síndrome pos-trombótico. “Se
caracteriza por molestias y trastornos cutáneos que aparecen en la zona afectada
y suele ser progresivo e, incluso, puede llegar a ser invalidante”, afirma el
experto.
Para prevenir esta y otras posibles complicaciones asociadas a la
enfermedad tromboembólica, el tratamiento más empleado consiste en la
administración de fármacos anticoagulantes. “Los nuevos anticoagulantes orales
permiten una nueva forma de gestionar el tratamiento y hacer el seguimiento de
los pacientes, además de que conllevan un riesgo hemorrágico menor, no
interfieren con otras opciones terapéuticas y no precisan de controles de
laboratorio”, indica el doctor Manuel Monreal.
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