(AZprensa) A fuerza de repetirse y perpetuarse en el tiempo,
algunas creencias y mitos terminan por imponerse, a pesar de no contar con una
base científica sólida que las soporte o por tratarse simplemente de ideas
erróneas. Estos son 10 creencias
erróneas muy arraigadas en la población, sobre la salud bucodental:
1.- Es normal que sangren
las encías
Una encía sana no debe sangrar y, si lo hace, es porque algo no va bien. La mayoría de los pacientes atribuye el
sangrado al hecho de cepillarse
con un determinado tipo de cepillo (más duro) o a la técnica empleada (con mayor fuerza), sin saber
que la causa del sangrado es una
enfermedad de sus encías y que debe ser tratada.
El sangrado de las encías es un signo de
inflamación y de enfermedad.
2.- Si no duele, no es importante
El hecho de no tener dolor en las encías no
es signo de una buena salud bucodental. En los estadíos iniciales de muchos
trastornos periodontales la enfermedad puede pasar desapercibida, sin síntomas
evidentes y cambios mínimos (por eso se llama a la periodontitis ‘la enfermedad
invisible’).
3.- Los fumadores están “protegidos” frente a la
enfermedad periodontal
La enfermedad periodontal suele estar
enmascarada en los fumadores, al ser menos frecuente y patente uno de los
principales signos de alarma que llevan a muchas personas a consultar a su
odontólogo: el sangrado de las encías. Los
fumadores no sólo tienen tres veces más riesgo de sufrir periodontitis y de que
ésta progrese más rápidamente, sino que en muchas ocasiones, al no sangrar se
suele retrasar el diagnóstico y, por lo tanto, se retrasa la puesta en marcha
del tratamiento más oportuno para
esta enfermedad.
4.- Los tratamientos de mantenimiento me desgastan
los dientes
La parte más dura
del cuerpo es el “armazón” que recubre el diente, es decir, el esmalte
dentario: su dureza llega hasta 7, de la escala de Mohs, donde el numero 1 es
el talco y el 10 es el diamante. El
diente es la parte del organismo más resistente y dura.
Los mantenimientos
periodontales son indispensables para el paciente con periodontitis, puesto que
es necesario eliminar periódicamente los depósitos de placa bacteriana. Este
tratamiento continuado no tiene repercusión, ni produce desgaste del diente.
5.- El tratamiento periodontal no sirve para evitar
la pérdida dentaria
La enfermedad
periodontal provoca pérdida de hueso alrededor de los dientes. Sin el
tratamiento adecuado y en fases avanzadas de la enfermedad los dientes
comienzan a moverse y al final se pierden. El tratamiento de la periodontitis
es altamente eficaz, manteniendo los dientes en la mayor parte de los casos. Se
puede, por tanto, evitar la pérdida ósea y en algunos casos, incluso, recuperar
parte del hueso perdido con técnicas regenerativas específicas.
6.- Cuanta más espuma hace el dentífrico, más
limpia…Y mejor con un cepillo de cerdas duras
La mayoría de las
pastas dentales contienen en su formulación básica espumantes, junto a otros
productos (agentes abrasivos, humectantes, aglutinantes, saborizantes y
conservantes). Pero lo que
realmente asegura una limpieza adecuada de los dientes y elimina la placa
bacteriana es el uso adecuado y eficaz del cepillo.
La efectividad en
la higiene bucal no depende tanto del agente espumante, sino de otros
componentes que se incorporan en la pasta pero sobre todo, de la técnica
empleada. La duración del cepillado y el método empleado son claves para el
éxito.
Mayoritariamente se acepta que los cepillos
duros son más efectivos para eliminar la placa bacteriana y las manchas en los
dientes, pero esto no es necesariamente cierto. En realidad, el cepillado con
un cepillo de cerdas duras o el cepillado brusco o traumático puede
producir desgaste en el esmalte y retracción en las encías, quedando
expuesta la raíz de la pieza
dental.
7.- El colutorio…cuanto más “pica”, más cura
Muchas personas
creen que un enjuague bucal fuerte o con mucho alcohol es mejor para la salud
de las encías. Los enjuagues con un alto contenido en alcohol no siempre son
más eficaces y en algunos casos pueden producir sequedad de los tejidos orales.
El uso adicional de estos productos refuerza la higiene oral, pero nunca sustituyen
al cepillado. Los enjuagues por sí solos, en ausencia de cepillado o con un
cepillado rápido, no tienen efecto o eficacia suficiente para el control de la
placa bacteriana.
8.- El mal aliento o halitosis se debe a problemas
digestivos
El mal aliento de
origen digestivo es menos frecuente de lo que se piensa. En realidad, la halitosis o mal aliento se origina
en un 85-90 % de las veces en la cavidad oral. El mal olor procede del efecto
de las bacterias anaerobias que hay en la boca, que son capaces de degradar
productos de la alimentación (produciéndose compuestos sulfurados, que son los
responsables de este mal olor).
9. Las limpiezas periódicas
de boca sustituyen el tratamiento periodontal
Las limpiezas
periódicas no sustituyen el tratamiento periodontal, ya que el tratamiento
periodontal no es solamente una limpieza de boca, sino una actuación médica
individualizada según la situación de cada paciente en un momento
concreto.
10.- Mascar un chicle puede sustituir la higiene
bucal
Tanto comer alimentos
crujientes (frutas y verduras) como mascar chicle favorece la autolimpieza dental por su acción mecánica. Sin
embargo, la acción de mascar lo que en realidad hace es un efecto de arrastre y
un aumento de la salivación, que son acciones muy beneficiosas para la salud
bucal.
La acción de
mascar chicle (mejor sin azúcar, por supuesto) contribuye a la eliminación de
la placa y duplica el flujo de saliva. Masticar chicle es un fuerte estímulo
para la secreción de bicarbonato sódico en la saliva; esto eleva el pH en la
placa, neutralizando los ácidos y favoreciendo la mineralización del esmalte de
los dientes (aunque se puede lograr lo mismo comiendo un trozo de queso duro al
final de las comidas). Sin embargo, no se pueden generalizar estos beneficios que
se derivan del hecho de masticar chicle y, menos aún, considerar que esta
acción sustituye a otras acciones básicas que componen la higiene bucal diaria
Y, por cierto, en
salud bucodental no vale el “ya
me cepillaré los dientes por la mañana…” Al dormir se produce menos saliva, y el movimiento de nuestra lengua,
mejillas y labios es menor. Esta situación favorece el crecimiento de las
bacterias causantes de la caries y de las enfermedades de las encías. Desde que
nos acostamos hasta el día siguiente, tras el desayuno, pueden transcurrir más
de 10 horas; como consecuencia de la disminución de producción de saliva
durante la noche, nuestra boca está más desprotegida y las bacterias
pueden adherirse más fácilmente a nuestros dientes. Por ello, es absolutamente
necesario limpiar cada diente meticulosamente antes de dormir. Si hay un cepillado imprescindible
a lo largo del día, es el que debe hacerse antes de acostarnos.
1 comentario:
Muy interesante el post, estaba equivocada en muchas cosas que creía, como lo del enjuague. Es importante hacer saber a la gente estas cosas, pues de normal no tenemos ni idea...
Muchas gracias y un saludo!
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