(AZprensa) La carrera de Derecho tiene una nueva salida
profesional cada día más solicitada: trabajar en un laboratorio farmacéutico.
Al puesto lo llaman “Compliance Officer”, que suena muy bonito, al igual que su
traducción al español: “Gobierno Corporativo”. Pero ¿cuál es su misión? Muy
sencillo: vigilar que no se cometan delitos y alertar de las consecuencias que
los mismos pueden traer; es decir: contratar un “Compliance Officer” significa
que no se está muy seguro de la honestidad de los directivos de ese
laboratorio, porque si se estuviese seguro, dicho puesto no sería necesario.
El área de Formación de la compañía Farmafórum ya realizó
con éxito el año pasado un “Curso Superior de Compliance Officer” y visto lo
visto, este año convoca una nueva edición, prueba de que hay demanda. Allí
mismo se reconoce que la misión de estos nuevos profesionales es “la prevención
de delitos y otras infracciones de los Códigos de buenas prácticas y normativa
más relevante”. Si echamos un vistazo al programa del curso, se nos mete el
susto en el cuerpo al contemplar qué cosas necesitan estudiar y aplicar en los
laboratorios farmacéuticos:
-
Derecho penal.
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Prevención de delitos.
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Valoración de riesgos.
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Aspectos fiscales.
-
Cumplimiento de las normativas.
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Responsabilidad penal.
-
Implantación Código de Buenas prácticas.
Pero ¿no eran los laboratorios farmacéuticos unas empresas
dedicadas a la investigación, desarrollo, fabricación y comercialización de
medicamentos para curar enfermedades y mejorar la salud de las personas? A la
vista de esto parece ser que ya no, que ahora lo que prima es evitar juicios y
multas o cuando menos que las consecuencias de delinquir sean lo más leves
posible.
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