Hace unos años la patronal de los laboratorios, Farmaindustria, impulsó su Código Ético y se pusieron algunos límites: nada de lugares exóticos para celebrar Congresos, si algún médico quiere llevar a su acompañante que se lo pague él y no el laboratorio, límites razonables para las invitaciones y gastos, etc. Recientemente se dio otro paso más en la autorregulación del sector y los propios laboratorios decidieron hacer público el nombre de los médicos a los que invitaban así como el importe de la invitación que les financiaban... pero a la Hacienda pública no le ha parecido suficiente viendo que los médicos disfrutaban de muchos viajes generosamente pagados por los laboratorios, así que ha decidido cortar por lo sano.
A partir de ahora los médicos tendrán que tributar a Hacienda por el dinero que los laboratorios se gasten en invitarlos, ya que considera ese gasto como “retribución en especie” y aclara que los gastos de desplazamiento, estancia y manutención por la asistencia a los Congresos no pueden considerarse como una dieta, especificando que los laboratorios no son sus “empleadores”.
Pero ¿ha pensado alguien en las consecuencias de esta medida? Los Congresos Médicos son necesarios, son una de las mejores formas que tienen los médicos de ponerse al día de los últimos avances en la Medicina y aplicar en beneficio de los pacientes esos nuevos conocimientos adquiridos. Sin embargo acudir a esos Congresos conlleva un coste que pocos médicos están dispuestos a pagar de su bolsillo; los “empleadores”, que son la Sanidad pública y algunas empresas sanitarias, nunca han estado dispuestas –salvo escasas excepciones- a pagar la formación de sus médicos (ya que sabían que los laboratorios farmacéuticos pagaban esa formación); y pocos médicos aceptarán ahora que el coste de esas invitaciones se considere pago en especie teniendo que tributar por ello a Hacienda.
Conclusión: Los Congresos Médicos quedan condenados a su extinción ya que descenderá drásticamente el número de médicos dispuestos a pagarse su coste de asistencia o a pagar después los impuestos derivados por recibir ese pago en especie. Recordemos que, mientras en otros sectores las empresas pagan la formación continua de sus trabajadores, en la Sanidad siempre la han pagado los laboratorios y no parece que ahora la Sanidad pública vaya a estar dispuesta a empezar a pagar cuando la realidad es que no hace más que recortar.
Consecuencias: Descenderá el nivel de formación de los médicos, se resentirá toda la industria (agencias, hoteles, transporte, etc.) que movía la organización de dichos eventos, y los paganinis de siempre, los laboratorios farmacéuticos, se ahorrarán 119 millones de euros (que es –por ejemplo- lo que se gastaron en invitar a médicos a los Congresos en al año 2015, según datos de la propia Farmaindustria). ¡Ah! y se nos olvidaba recordar que esa falta de puesta al día en conocimientos médicos la pagarán... los pacientes, es decir todos nosotros, cuando nos toque ir al médico y no esté al día de los últimos avances que hay para tratar nuestra enfermedad.
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