(AZprensa) El libro “Una santa desconocida” no se limita tan solo a
brindarnos un precioso compendio de poesía religiosa, sino que también ofrece
un completo panorama de lo que eran la vida y costumbres de las sencillas
gentes del campo en un pueblo agrícola durante la primera mitad del siglo XX.
El poema “Por los campos de mi pueblo”, dice, por
ejemplo:
Allá, sentada a la puerta
de alguna casilla, veo
a una mujer que se afana
unas ropas recosiendo;
a veces, una anciana
cuida de niños pequeños,
sentada tranquilamente
a la sombra de un almendro,
mientras el padre y la madre
y los hijos, con denuedo,
riegan o recogen frutos,
según la fecha del tiempo.
Y como muestra de ingeniosos diálogos, aquí tenemos este
fragmento del poema “La manta de la aceituna”:
- ¡Marta,
prepara la manta,
que hará frío en la vendimia!
- ¡Con este sol tan hermoso
no creo que sea precisa!
- Refresca de madrugada,
otras veces hay llovizna,
y quién sabe si tormenta
o un aguacero nos pilla.
- No seas exagerado
que no hay ni una nubecilla;
no estamos en la aceituna
que es cuando se necesita.
- ¡Marta, prepara la manta!
que el reuma me visita,
la mula se está durmiendo
y hacen cerco las hormigas;
que va a llover, te lo digo.
¡No seas terca, mujer mía!
Además tienes mal genio,
que suele ser señal fija.
Este libro, pues, no sólo es poesía religiosa sino
también un perfecto retrato de la sociedad rural hace casi un siglo. Por eso se
invita al lector, a todos, a disfrutar de su contenido para conocer mejor
nuestro pasado.
“Una santa desconocida”, Vicente Fisac. Disponible en Amazon (en ediciones
digital e impresa).
de alguna casilla, veo
a una mujer que se afana
unas ropas recosiendo;
a veces, una anciana
cuida de niños pequeños,
sentada tranquilamente
a la sombra de un almendro,
mientras el padre y la madre
y los hijos, con denuedo,
riegan o recogen frutos,
según la fecha del tiempo.
que hará frío en la vendimia!
- ¡Con este sol tan hermoso
no creo que sea precisa!
- Refresca de madrugada,
otras veces hay llovizna,
y quién sabe si tormenta
o un aguacero nos pilla.
- No seas exagerado
que no hay ni una nubecilla;
no estamos en la aceituna
que es cuando se necesita.
- ¡Marta, prepara la manta!
que el reuma me visita,
la mula se está durmiendo
y hacen cerco las hormigas;
que va a llover, te lo digo.
¡No seas terca, mujer mía!
Además tienes mal genio,
que suele ser señal fija.
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