(AZprensa) Se viene hablando mucho de la vacuna de la
Universidad de Oxford contra el Covid-19 la cual se espera tener pronto incluso
en España, que ya ha hecho por fin su primer pedido. También se ha hablado,
sobre todo hace unas semanas, de la vacuna del laboratorio AstraZéneca contra
el Covid-19. ¿Qué diferencias hay entre una y otra? Pues aunque los medios de
comunicación hayan hecho creer a la población que se trata de vacunas
diferentes, son la misma cosa. No se trata de dos vacunas diferentes sino de la
misma vacuna. Entonces ¿por qué los medios de comunicación hablan unas veces de
la “vacuna de Oxford” y otras veces hablan de la “vacuna de AstraZéneca”.
Esta es la respuesta que ningún medio de comunicación
quiere reconocer:
Cuando cualquier noticia relacionada con un laboratorio
farmacéutico es buena (nuevo
descubrimiento, una gran inversión en investigación, una nueva indicación
aprobada para un medicamentos, unos excelentes resultados en un ensayo clínico,
etc.) entonces los medios de comunicación darán la noticia pero sin nombrar al
laboratorio, y sin nombrar al medicamento (se referirán en este último caso
sólo al nombre de su principio activo, no a su nombre comercial).
Pero… ¿qué pasa si la noticia es mala? Por ejemplo la aparición de efectos secundarios,
desabastecimiento de un fármaco, alguna enfermedad grave e incluso muerte que
podría estar relacionada con un fármaco, etc. Pues en este caso, los medios de comunicación
llevarán al titular el nombre del laboratorio y el nombre comercial del
medicamento y lo repetirán varias veces en la descripción de la noticia.
Esto lo hemos podido comprobar muy recientemente con esta
vacuna que están desarrollando conjuntamente los investigadores de la Universidad
de Oxford y el laboratorio AstraZéneca, porque sin el apoyo económico y tecnológico
de AstraZéneca, los de Oxford no podrían salir adelante con el proyecto.
Resulta que cuando la noticia eran “resultados prometedores”, todos hablaban de
la “vacuna de Oxford” y no mencionaban al laboratorio. Después se paralizó la
investigación clínica al aparecer un efecto secundario que podía estar
relacionada con la vacuna y todos hablaron de la “vacuna de AstraZéneca”, nadie
nombraba a Oxford. Finalmente se reanudó la investigación clínica y volvieron a
hablar de la “vacuna de Oxford” y ahora que España ha hecho el pedido de sus
primeras dosis vuelven a hablar de “Oxford” cuando Oxford no va a fabricar la
vacuna, ni la va a vender; el responsable de su fabricación y comercialización
va a ser AstraZéneca, el mismo que de haber fracasado el proyecto se tragaría
todos los cientos de millones invertidos en el proyecto.
En definitiva: los medios de comunicación sienten aversión
por los laboratorios farmacéuticos y sólo los nombran para noticias malas,
nunca para noticias buenas que las hay y muchas, pero en estos casos los
méritos se los lleva siempre una universidad, un equipo investigador, un
doctor, un hospital, etc. Y la consecuencia es que a la población llega una
información tendenciosa, sesgada, que induce al error como ha quedado de
manifiesto bien claramente en el ejemplo que hemos citado.
Posiblemente la causa de esa aversión resida en que los
laboratorios farmacéuticos nunca dan facilidades a los periodistas a la hora de
informar, antes al contrario no paran de ponerles trabas para que estos puedan
ejercer su trabajo.
PD.- La única excepción a todo lo anterior es la prensa
médica, la cual sí que cita cuando corresponde el nombre el laboratorio o del
medicamento que sea noticiable, sea para lo bueno o para lo malo. Y en cuanto a
los medios de comunicación generales ha habido muy pocas excepciones, es decir,
medios que hayan nombrado al laboratorio también para lo bueno.
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”:
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