(AZprensa) Muchas grandes compañías farmacéuticas disponen de un Código de Conducta de obligado cumplimiento para todo su personal, que suele ser más estricto aún que los Códigos de Conducta generales consensuados con sus respectivas patronales o asociaciones, y más estrictos aún que los que puedan estar establecidos a nivel gubernamental.
Graeme Musker es un experto conocedor de estos menesteres y explica que un buen Código de Conducta debe abarcar aspectos de conducta tales como: prácticas éticas de negocio, igualdad de oportunidades, conductas personales, contribuciones políticas, conflictos de intereses, información privilegiada y propiedades y recursos de la compañía. “Obviamente todos los empleados deberán actuar –ha señalado Musker- con unos altos estándares éticos y de integridad, pero creemos que siempre resulta de ayuda tener un documento claro de la compañía sobre qué se espera de ellos en términos de estándares de conducta y guía sobre lo que deben y no deben hacer”. Es evidente, como añade este experto que “también ayudará a manifestar de forma clara a la gente que no pertenece a la compañía sobre los estándares con los que se opera y lo que se espera de todos”.
Y es que como puntualizaba al respecto uno de los grandes directivos que ha dado la industria farmacéutica británica, Tom McKillop: “la reputación de una compañía y la confianza y seguridad en aquellos con quienes se relaciona, son de gran importancia para el negocio”.
Sin embargo, en la actualidad, si bien es cierto que la mayor parte de las grandes compañías dispone de estos Códigos de Conducta, no suele trasladarse a la opinión pública general el contenido de los mismos ni el seguimiento que cada compañía hace para asegurar su cumplimiento.
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