(AZprensa) Hoy repasaremos un ejemplo real de cambio de nombre de una compañía... En la empresa de agroquímicos Zeltia Agraria (participada al 50% por el grupo
español Zeltia y el británico ICI) comenzó a tomar el mando el grupo británico
(paso previo a su adquisición del 100% de las acciones) así que se organizó una
“brain storming” para decidir qué nuevo nombre había que darle a la compañía y
qué logotipo había que crear para la misma.
En
un aislado hotel de la sierra madrileña, se dieron cita todos los miembros del
Comité de Dirección y del Departamento de Publicidad. El objetivo estaba claro
(lo que no significa “fácil”).
Se
había encargado un estudio a una empresa de investigación de mercados para ver
cómo percibían los clientes a Zeltia Agraria y qué era lo que más valoraban de
una compañía de agroquímicos. Zeltia Agraria seguía siendo una “joint-venture”
al 50 por ciento entre Zeltia e ICI, pero la compañía británica era quien
llevaba las riendas del negocio y la que estaba dispuesta a hacer todo lo
necesario para que la introducción de sus productos en España fuese lo más
exitosa posible. Mientras tanto, los propietarios de Zeltia se dejaban querer y
estaban más preocupados por recoger beneficios que por apostar y arriesgar en
el futuro de esta compañía.
Según
el citado estudio, Zeltia Agraria tenía una buena imagen, pero se identificaba
como una compañía española, no con una internacional, y resulta que a la hora
de destacar los aspectos que más valoraban de una compañía, tanto agricultores
como distribuidores, citaban el respaldo de un grupo internacional que
destinase mucho dinero a investigación y aportase así nuevos y mejores
productos. Daba la casualidad que Zeltia Agraria era así gracias a su unión a
ICI... y sin embargo no se la percibía de aquella manera.
En
base a las conclusiones del citado estudio, se fueron escribiendo posibles
nombres en un “flip-chart” (cuaderno de hojas en blanco 70x100 colocado sobre un caballete, sobre el que se
va escribiendo con rotuladores gruesos como si de una pizarra se tratara). El
“brain storming” no duró mucho tiempo, porque eran tantos los condicionantes
que apenas había hueco para la imaginación: tanto la marca “Zeltia” como la
marca “ICI” debían conformar el nuevo nombre de la compañía y, en definitiva,
sólo cabían dos posibilidades lógicas: que se llamase “ICI-Zeltia” o que se
llamase “Zeltia-ICI” y la primera de estas opciones era más fácil de pronunciar
que la otra, por lo cual el nuevo nombre quedó decidido.
Pero
había que añadirle algo más para que quedase claro qué clase de compañía era,
en qué tipo de mercado operaba; porque en el caso de Zeltia Agraria, estaba
perfectamente claro que se trataba de una compañía relacionada con la
agricultura, pero si sólo se decía ICI-Zeltia no se sabría qué tipo de
actividad desarrollaba esa compañía.
Se
comenzaron a barajar palabras que definiesen la actividad para añadirlas como
apellido al nuevo nombre. La que menos gustaba era la de “pesticidas” porque,
aunque era un término de uso corriente, sonaba francamente mal. La que más
gustaba era la de “fitosanitarios”, pero mucha gente no sabría qué significaba
aquello e incluso muchos podrían pensar que la actividad del negocio eran
saneamientos, es decir, lavabos, váteres, etc. Otras posibles palabras eran
“agricultura”, “agrícola”... y “agroquímicos”. Y fue esta última la que se
eligió ya que estaba formada por el prefijo “agro” que alude a la agricultura y
por la palabra “químicos”, y al fin y al cabo lo que vendía la compañía eran
productos químicos para el campo.
Luego,
ya, del tema del logotipo, se encargó el Departamento de Publicidad.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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