miércoles, 17 de diciembre de 2025

Ateneo de Madrid: Epicentro de la libertad cultural española

(AZprensa) En el corazón del Barrio de las Letras, en la calle del Prado número 21, se erige un edificio que ha sido testigo silencioso de la historia intelectual de España. El Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, conocido simplemente como el Ateneo de Madrid, casi dos siglos de existencia como una de las instituciones culturales privadas más relevantes del país. Fundado en un contexto de liberalismo emergente, ha sido foro de debate, refugio de ideas y motor de cambio social, político y artístico.
 
Sus orígenes se remontan a 1820, durante el Trienio Liberal, cuando surge el Ateneo Español con el propósito de "difundir las luces" y educar a la ciudadanía. Tras la represión absolutista de Fernando VII, la institución renace en 1835 bajo el nombre actual, al amparo de la regente María Cristina. Figuras como el Duque de Rivas (primer presidente), Salustiano Olózaga, Ramón de Mesonero Romanos o Antonio Alcalá Galiano impulsaron esta refundación, impregnada de espíritu romántico y liberal.
 
En 1884, el Ateneo se instala en su sede definitiva, un edificio modernista diseñado por Enrique Fort y Luis de Landecho, inaugurado por el rey Alfonso XII. Su estrecha fachada oculta un interior amplio y luminoso, con salas como la Galería de Retratos –donde cuelgan efigies de sus presidentes y socios ilustres–, la mítica Cacharrería (lugar de tertulias legendarias) y un salón de actos decorado con pinturas neogrecas de Arturo Mélida.
 
La influencia cultural del Ateneo ha sido inmensa. Ha sido descrito como la "Holanda de España" por su defensa de la libertad de expresión en épocas de censura. Por sus tribunas han pasado intelectuales de la talla de Miguel de Unamuno, Ramón del Valle-Inclán, José Ortega y Gasset, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor o Gregorio Marañón. Presidentes como Antonio Cánovas del Castillo, Segismundo Moret o Manuel Azaña (este último también jefe de Estado) combinaron su liderazgo en la institución con cargos gubernamentales. Dos premios Nobel españoles, José Echegaray y Santiago Ramón y Cajal, dirigieron el Ateneo. Incluso figuras internacionales como Albert Einstein, Konrad Adenauer o Sarah Bernhardt disertaron en sus salas. Su biblioteca, con más de 200.000 volúmenes, es un tesoro abierto al público y refleja la evolución del pensamiento español contemporáneo.
 
No todo ha sido fácil. Durante la dictadura de Primo de Rivera y la de Franco, el Ateneo fue intervenido y subsumido a fines ideológicos. En la Guerra Civil, permaneció abierto protegiendo su patrimonio gracias a esfuerzos individuales. Tras la Transición democrática, recuperó su independencia y volvió a ser un centro de primer orden. En 2013, la crisis económica amenazó su supervivencia, pero superó el bache vendiendo parte de su colección artística.
 
Hoy, el Ateneo sigue vivo con conferencias, exposiciones, conciertos y ciclos temáticos, manteniendo su tradición de diálogo abierto. Instituciones como el Ateneo de Madrid son esenciales en cualquier sociedad democrática. Actúan como espacios independientes donde florecen el debate libre, la crítica constructiva y la difusión del conocimiento, alejados de presiones estatales o comerciales. En un mundo polarizado, recuerdan que la cultura no es lujo, sino pilar de la libertad y el progreso. El Ateneo no solo ha moldeado la historia de España, sino que sigue inspirando a generaciones futuras a pensar con rigor y valentía.
 

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