(AZprensa)
En cualquier otro sector, facturar más de 500 o 1.000 millones de euros al año
sería motivo de orgullo y de portada. En la industria farmacéutica española,
sin embargo, es casi un secreto de Estado. Si uno busca los resultados
económicos de las filiales españolas de las grandes multinacionales —Pfizer,
Novartis, Roche, AstraZeneca, Sanofi, MSD, Lilly o GSK— se encontrará con un
muro. Ni comunicados de prensa locales, ni entrevistas a directivos, ni datos
desglosados por país en sus webs españolas. Los periodistas que cubren sanidad
suelen enterarse de las ventas mundiales porque la matriz en Nueva Jersey,
Basilea o Copenhague envía una nota de prensa internacional. Nunca porque la
filial española se haya dignado a compartirla.
¿Por
qué este miedo a la transparencia?
Fuentes
del sector, directivos y exdirectivos que prefieren hablar bajo anonimato
resumen la respuesta en tres palabras: «Aquí publicar beneficios es peligroso».
1.
La Administración castiga al que destaca. Cada año, el Ministerio de Sanidad
revisa los precios de referencia de miles de medicamentos y, en la práctica,
obliga a bajadas generalizadas. Los laboratorios saben que cuanto más visible
sea su cuenta de resultados en España, más probabilidades hay de que la
Dirección General de Cartera Básica les cite para una «revisión extraordinaria»
de precios. «Si publicas que has crecido un 8 % en España, al año siguiente te
bajan el precio un 10 % para compensar», resume un exdirectivo de una big
pharma que trabajó veinte años en Madrid. A eso se suma el retraso sistemático
en la financiación de nuevos fármacos (España es uno de los países europeos que
más tarda en aprobar precios y reembolso), la exclusión de medicamentos del
nomenclátor de la Seguridad Social y los límites de gasto farmacéutico que
tienen muchos médicos de atención primaria. «El mensaje que recibe la industria
es claro: cuanto menos ruido hagas, menos te tocan», explica un consultor que
asesora a varias multinacionales.
2.
Las sociedades científicas y los médicos: «Dadnos dinero, pero no digáis que
sois ricos». Congresos nacionales, cursos de formación, becas de investigación,
libros, simposios… La mayoría de las actividades de las sociedades médicas
españolas dependen, en mayor o menor medida, del patrocinio farmacéutico. «Si
un laboratorio publica que ha ganado 600 millones en España, al día siguiente
tiene a diez sociedades científicas y a medio centenar de investigadores
líderes de opinión pidiéndole dinero con más insistencia», reconoce el
responsable de relaciones institucionales de una compañía mediana. El resultado
es una coreografía perfectamente ensayada: las empresas patrocinan
generosamente, pero a cambio piden «discreción» sobre sus cifras locales.
3.
El relato público: «Los medicamentos salvan vidas, pero las farmacéuticas son
el diablo». Encuestas del CIS y del Ministerio de Sanidad lo confirman año tras
año: los ciudadanos españoles valoran muy positivamente los medicamentos
(puntuaciones por encima de 8 sobre 10), pero suspenden a la industria
farmacéutica (notas entre 4 y 5).
Los medios generalistas, salvo honrosas excepciones, alimentan ese relato: titulares sobre «beneficios récord» cuando salen las cuentas mundiales, pero escaso espacio para contar que España invierte en I+D farmacéutica el triple que hace diez años, que exporta hemoderivados y vacunas a más de 100 países o que empresas como Grifols, Rovi o Almirall cotizan en bolsa y generan miles de empleos cualificados.
Las
excepciones que confirman la regla: Solo los laboratorios españoles que cotizan
en el Mercado Continuo están obligados a publicar sus cuentas detalladas:
Grifols, Rovi, Faes Farma, Reig Jofre, Almirall o PharmaMar. Curiosamente, son
los únicos que presumen abiertamente de sus cifras cuando son buenas. El resto
—incluso filiales de multinacionales que en sus países de origen hacen gala de
transparencia— optan por el perfil bajo en España. «Aquí no se premia la
transparencia, se castiga», sentencia un veterano director general que dejó el
sector hace dos años. «Mientras el entorno regulatorio, asistencial y mediático
siga siendo tan hostil a la cuenta de resultados, nadie va a levantar la mano
para decir cuánto gana. Es una cuestión de supervivencia».
En
un país que presume de tener uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo,
la industria que lo sostiene prefiere seguir trabajando en la sombra.
Paradójico, pero… comprensible.
Novedad: Trilogía de novelas (disponible en Amazon en tapa dura, tapa blanda y eBook)
https://azpressnews.blogspot.com/2025/12/trilogia-de-novelas-de-vicente-fisac.html
Los medios generalistas, salvo honrosas excepciones, alimentan ese relato: titulares sobre «beneficios récord» cuando salen las cuentas mundiales, pero escaso espacio para contar que España invierte en I+D farmacéutica el triple que hace diez años, que exporta hemoderivados y vacunas a más de 100 países o que empresas como Grifols, Rovi o Almirall cotizan en bolsa y generan miles de empleos cualificados.
Novedad: Trilogía de novelas (disponible en Amazon en tapa dura, tapa blanda y eBook)
https://azpressnews.blogspot.com/2025/12/trilogia-de-novelas-de-vicente-fisac.html


No hay comentarios:
Publicar un comentario