La exposición a luz eléctrica entre el atardecer y a la hora de acostarse tiene un importante efecto supresor sobre los niveles de una hormona denominada melatonina, que puede influir en los procesos fisiológicos regulados por la misma, como el sueño, la termoregulación, la presión sanguínea y la homeostasis de la glucosa.
Así lo han demostrado investigador del Brigham and Women's Hospital (BWH) y de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos), cuyo avance ha sido aceptado para su publicación en “The Endocrine Society's Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism” (JCEM).
La melatonina es una hormona que la glándula pineal, que está en el cerebro, produce de noche. Además de jugar un papel regulador en el ciclo de sueño y vigilia, se ha demostrado que reduce la presión sanguínea y la temperatura corporal. Asimismo, ha sido estudiada como posible tratamiento contra el insomnio, la hipertensión y el cáncer.
En la sociedad moderna, la gente se ve expuesta a la luz eléctrica durante las tardes durante el horario laboral, en el tiempo de ocio y durante sus actividades sociales. El objetivo de este estudio fue averiguar si la exposición a la luz eléctrica de una habitación al final de la tarde inhibía la producción de melatonina.
Según el líder de este trabajo, Joshua Gooley, investigador del Brigham and Women's Hospital (BWH) y la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston (Estados Unidos), "a diario, millones de personas optan por mantener las luces encendidas antes de la hora de acostarse y durante las horas que normalmente se dedican al sueño".
"Nuestro estudio demuestra que esta exposición a la luz dentro del hogar tiene un mayor efecto supresor sobre la melatonina. Esto podría, por turnos, tener efectos en la calidad del sueño y en la habilidad del cuerpo para regular su temperatura, la presión sanguínea y los niveles de glucosa", ha dicho.
En este trabajo, los investigadores estudiaron a 116 voluntarios sanos con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años, que fueron expuestos a la luz en una habitación o a una luz tenue en las ocho horas antes de la hora de irse a dormir durante 5 días consecutivos.
Paralelamente, insertaron un catéter intravenoso en el antebrazo de los participantes del estudio para recoger continuamente plasma sanguíneo cada 30 y 60 minutos para medir los niveles de melatonina.
Los resultados demostraron que la exposición a la luz de una habitación antes de la hora de acostarse acortaba la duración de la melatonina uno 90 minutos cuando se comparaba con la exposición a una luz tenue. Además, la exposición a la luz de una habitación durante las horas de sueño suprimió la melatonina en más de un 50 por ciento.
Según Gooley, "dado que la supresión crónica de la melatonina por la luz podrían aumentar relativamente el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer y que los genes receptores de melatonina han sido vinculados a la diabetes tipo 2, nuestros descubrimientos podrían tener importantes implicaciones sanitarias para los trabajadores por turnos que están expuestos a la luz interior de noche durante años".
No obstante, puntualiza, "serán necesarias más investigaciones, tanto para confirmar la supresión de melatonina como un factor de riesgo significativo para el cáncer de mama como para determinar el mecanismo por el que la melatonina regula el metabolismo de la glucosa".
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