La
investigación clínica no finaliza con el lanzamiento de un fármaco sino que se
extiende más allá, conviviendo con la práctica real de uso del mismo; es lo que
se llaman estudios Fase IV o de farmacovigilancia.
“Más control sobre su
enfermedad, contribuir al mejor conocimiento de la enfermedad, tratamiento
adaptado a cada paciente, etc., son algunas de las ventajas que encuentran los
pacientes que acceden a participar en este tipo de estudios”, según el experto
en monitorización Luis Pérez.
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