Hace más de una década los diez grandes de la farmacia a
nivel mundial (AstraZéneca, Bayer, Bristol Myers Squibb, Hoffmann La Roche,
Glaxo Wellcome, Hoechst Marion Russel, Novartis, Pfizer, Searle y SmithKline
Beecham) crearon un consorcio con varios centros académicos líderes en el que
invirtieron más de 40 millones de euros. Su objetivo: construir un mapa de alta
calidad de marcadores genéticos de dominio público. Este tipo de mapa resulta
eficaz para identificar genes específicos implicados en enfermedades poco
comunes, para desarrollar nuevos sistemas de diagnóstico y para crear medicinas
personalizadas.
Este proyecto disipó las dudas acerca del debate sobre la
disponibilidad pública de los datos que se van obteniendo sobre el genoma ya
que la competencia sólo se da en una fase posterior, cuando las empresas
intentan relacionar los genes y su funcionamiento con las enfermedades para
buscar nuevos fármacos que sean eficaces en las mismas.
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