(AZprensa) Bautizar a un nuevo producto con un nombre comercial
atractivo, fácil de recordar es una tarea harto compleja. Normalmente los
laboratorios farmacéuticos cuentan con laboratorios de marcas, es decir, una
serie de marcas registradas que podrán luego adjudicar a cualquiera de sus
nuevos productos. De esta forma, cuando por fin está todo listo para el nuevo
producto se elige entre una de esas marcas disponibles. Cualquier compañía lo
que intenta es tener la misma marca en todos los países, pero esto no siempre
es posible porque n muchas ocasiones uno de esos nombres –o alguno parecido- ha
podido estar registrado por otra compañía en algún país y esto desbarata los
planes haciendo, con frecuencia, que un mismo medicamento haya de ser conocido
con distintos nombres según el país de que se trate. Un ejemplo de esto lo
encontramos en el antialérgico Mircol (mequitazina); si bien este es su nombre
comercial más extendido, en otros países ha debido cambiar dicho nombre, por
ejemplo, Instotal en Argentina, Metaplexan en Alemania, Vigigan en Suiza, o
Primalan en un puñado de países como Francia, Portugal, Reino Unido, Brasil,
etc.
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