(AZprensa) En el tercer
milenio antes de Cristo se utilizaba corteza de sauce para aliviar distintos
síntomas y en la Grecia antigua, Hipócrates los usaba para mitigar los dolores
del parto. No fue hasta 1899 con el descubrimiento del ácido acetilsalicílico
que la medicina dio un paso de gigante si bien hubo que esperar hasta 1971 para
que John Vane descubriera el mecanismo de acción de los antiinflamatortios no
esteroideos (AINE) y se comprendiera el por qué de sus efectos.
Pero la rápida
masificación de su empleo y la utilización indiscriminada de los AINE dio paso
a numerosos efectos secundarios como úlceras gástricas y hemorragias asociadas
a su empleo.
Para los
doctores A. Lanas y M.T. Arroyo (Zaragoza) un nuevo paso adelante se dio con
los fármacos denominados coxib ya que “a partir de los datos disponibles
podríamos concluir que el perfil de estos fármacos, denominados coxib como una
subclase diferente de los AINE, parece óptimo”.
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