(AZprensa) Entre los logros
más destacados de los científicos que trabajaron para AstraZéneca, merece un
puesto de honor James Black. Procedente de la universidad de Glasgow, este
farmacólogo británico se incorporó en 1958 a la antigua Zéneca (entonces ICI)
en donde profundizó en el estudio de unos neurotransmisores llamados
catecolaminas (el más conocido de ellos es la adrenalina), que actúan en
lugares específicos, conocidos como receptores beta.
Black descubrió
que bloqueando la acción de las catecolaminas en el corazón, se podía prevenir
el riesgo derivado del aumento en la intensidad y frecuencia de los latidos, y
en 1960 descubrió el primer betabloqueante, pronethalol, al que se bautizó como
“Alderlin” en honor al lugar de su descubrimiento: los laboratorios de Alderley
Park (Manchester, Reino Unido), que hoy continúan siendo un centro de
excelencia científica y en donde trabajan más de 3.000 personas. Por estas
investigaciones y la nueva vía terapéutica que abrieron, se le concedió en 1988
el premio Nobel de Medicina.
En la imagen, el
centro de conferencias “James Black”, en los laboratorios de Alderley Park, en
donde se encuentra una réplica del premio Nobel concedido a este investigador y
en donde se celebran numerosas reuniones científicas internacionales.
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