domingo, 5 de noviembre de 2023

Antiguos juegos de mesa, que hoy estarían prohibidos

(AZprensa) De todos los juegos de mesa que existen y han existido, me quedo con uno, el que considero más divertido: el SAFARI. Y no lo digo sólo por propia experiencia (por haberme divertido mucho con él) sino porque su mismo fabricante (Francisco Roselló, Juegos Krone) así lo certificaba en la propia caja del juego: “Se garantiza la devolución del importe de venta a todo comprador que habiendo jugado este juego CINCO VECES sin satisfacerle, lo devuelva por correo al fabricante y propietario de la patente”. 

Vamos a ver: ¿Cuántos juegos conoces que te ofrezcan devolverte el dinero de tu compra si no te has divertido jugando? Por ello podemos asegurar que el SAFARI era (porque ya no se vende) el juego de mesa más divertido del mundo.
 
Pero aún hay más. Este juego, que es de la década de 1950 sólo se puede conseguir actualmente a través de Internet y de segunda mano, aunque hay antiguos coleccionistas que lo venden en muy buen estado.
 
“¿Y si era tan divertido, por qué no se sigue fabricando?”, te preguntarás. Pues muy sencillo: Hoy día no se podría comercializar: estaría PROHIBIDO. ¿Sabes por qué? Pues porque vivimos en una nueva época de puritanismo hipócrita y la caza está muy mal vista, pero no sólo eso, es que en este juego había que cazar animales vivos para enviarlos a zoológicos y circos, o matarlos para enviarlos a museos; y no hablamos de matar conejos o perdices, sino de matar especies actualmente protegidas: gorilas, rinocerontes, elefantes…  La caza mayor en todo su esplendor en una aventura de reglas muy sencillas que te transformaban en un cazador aventurero.
 
Pero también estaría prohibido por otra causa: la LIBERTAD. Este era un juego en donde los jugadores podían colocar las piezas en el tablero como quisieran, tenían libertad para pensar en su estrategia, tenían libertad de movimientos (incluso en cada tirada tenían dos cifras para elegir cuántas casillas avanzar), tenían libertad de elegir entre matar la pieza o cazarla viva (esto último más difícil pero más rentable). Y al final de la partida, el cazador que hubiese conseguido más dinero con las piezas cobradas (tanto vivas como muertas) era el que ganaba.
 
Como vemos, el SAFARI era un juego que daba libertad, en donde tú tomabas tus propias decisiones y te permitía fantasear con la caza de animales salvajes. Hoy día, tanto la libertad como la caza están muy mal vistas e incluso prohibidas.
 

Hubo un tiempo, hace 2.600 años, en que la amistad y el honor eran valores en alza…
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