(AZprensa)
Cada vez que se encuentra algo que va contra el saber establecido y que de
aceptarlo echaría por tierra todo lo que se creía hasta el momento, surgen de
inmediato los defensores de lo racional para dar explicaciones lógicas y quitar
cualquier atisbo de misterio. Un ejemplo de eso lo tenemos en las “pirámides de
la Antártida” y en la metedura de pata del geólogo del Centro Alemán de
Investigaciones de Geociencias, Mitch Darcy.
Cuando
las imágenes de uno de los satélites que orbitan la Tierra nos mostraron estas
imágenes, la imaginación popular entró en efervescencia y muchos empezaron a
hablar de pirámides construidas por extraterrestres hace muchos miles de años o
quizás por una civilización avanzada que habitó la Antártida antes de que esta
estuviese cubierta por el hielo.
Esta
pirámide (o montaña con forma de pirámide) está situada en la cordillera
Ellsworth de la Antártida y, aunque está casi toda ella cubierta por el hielo,
se estima que tiene una altura de 1.219 metros. Lo que más sorprende no es sólo
su forma perfecta de pirámide, sino que sus cuatro caras son iguales, y todo
ello parece dar la razón a quienes sugieren la hipótesis de una construcción de
habitantes inteligentes de hace miles de años, bien fueran terrícolas o
extraterrestres.
El
profesor de Ciencias terrestres de la Universidad de California, Enric Rignot,
dice que montañas con forma de pirámide se encuentran también en otras partes
del mundo y son formaciones naturales, aunque reconoce que es muy difícil
encontrar alguna como esta que tenga las cuatro caras iguales.
Pero
como desde fuentes oficiales de todo el mundo se tiende siempre a racionalizar
lo misterioso, sobre todo si va en contra del saber establecido, no se cansan
de llamarla “montaña pirámide” y de dar a los medios de comunicación titulares
como “la verdad sobre la montaña pirámide” para dejar bien claro que sólo es
una montaña.
Como
la Antártida está muy lejos y además es “territorio prohibido”, es decir, está
prohibido el acceso a este continente y sólo se admiten en el mismo a reducidos
y selectos grupos de militares y científicos, nadie más puede adentrarse como
turista curioso en este territorio para ver de cerca tan singular formación.
Así
las cosas, deberíamos conformarnos con lo que dicen las fuentes oficiales y
creer que sólo se trata de una casualidad geológica, pero entonces va el tal
Mitch Darcy que señalábamos al principio de este artículo y mete la pata al
decir que la zona en que se encuentra posee una gran riqueza geológica y arqueológica.
“¿¡Arqueológica?!”
¿Cómo
que “arqueológica”? El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
nos dice bien claro que “Arqueología” es la “ciencia que estudia las artes, los
monumentos y los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos”.
Pero ¿no habíamos quedado en que en la Antártida sólo hay hielo y que nunca
estuvo habitada? Si es así, no puede haber ninguna “riqueza arqueológica”.
¿Sabe Mitch Darcy algo que los demás desconocemos? ¿Ha metido la pata o sólo ha
sido un lapsus, una incongruencia al expresarse?
Pues
la verdad es que –sea una cosa u otra- nos hace pensar, y más aún cuando nos
fijamos en las fotografías que se han hecho públicas y vemos que esa “montaña
pirámide perfecta” tiene junto a ella otra “montañitas pirámides igualmente
perfectas” asomando sobre la superficie de la nieve.
¿Estamos
ante una “meseta de Guiza” en versión antártica? Y si no es así ¿por qué no dan
más informaciones al respecto? Lo que está claro es que la obsesión por los
desmentidos produce con frecuencia el efecto contrario.
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