martes, 6 de febrero de 2024

El CO2 no es responsable del cambio climático

(AZprensa) De vez en cuando la censura deja un resquicio por el que se cuelan las declaraciones de alguno de los 1.800 científicos mundiales que suscribieron el manifiesto “No hay emergencia climática”. Uno de ellos fue el geólogo Lluís Pomar (Lleida, 1949) catedrático de Estratigrafía de la Universitat de les Illes Balears, el cual si se atrevió a hablar quizás fue porque ya está jubilado y no tiene que cuidar ningún futuro profesional o como él dice: “Si quieres dinero para investigar lo vas a conseguir haciendo algo que apoye el cambio climático, pero si vas en contra te liquidaran” y pone como ejemplo al meteorólogo de France 2 Televisión, Phillipe Verdier, que fue despedido por este motivo cuando publicó el libro “Climat Investigation”.
 
Vamos a repasar, pues, algo de lo que dice este experto:
 
Lo primero es que no se basa en ideas sino en hechos: “Los estratos geológicos nos dan registros que permiten conocer la evolución del CO2 en la atmósfera terrestre a lo largo de millones de años” y esto nos demuestra que “en la actualidad hay menos CO2 en la atmósfera que en ningún momento de la historia de la Tierra, a excepción del final del Paleozoico cuando hubo posiblemente un nivel parecido al actual”.
 
Y estos son datos, no opiniones: “Según las mediciones de isótopos de boro hechas sobre sedimentos de fondos oceánicos, hace treinta y cuarenta millones de años, los índices de CO2 eran mayores que los de ahora. De hecho, hoy en día el 0,038 por ciento de la atmósfera es CO2, mientras que hace 50 millones de años este índice ascendía hasta el 0,4 por ciento”.
 
Entonces llegamos a la gran mentira de culpabilizar al CO2: “En un invernadero crecen mejor las plantas porque hay más calor, y si incrementamos el nivel de CO2 todavía crecen más rápido”.
 
Y ¿por qué nos quieren hacer creer que el CO2 es un problema? Está claro: “Por cuestiones políticas” ya que “hay un gran interés por hacernos creer que los hidrocarburos son sucios y contaminantes y hay que limitar su uso como fuente de energía”. Aunque la verdadera razón es que está en manos de muy pocos países y se puede cortar fácilmente la corriente de suministros.
 
Esto conduce a dirigir el mundo hacia otro tipo de energía y las llamadas “renovables” son caras y no son lo suficientemente eficientes. ¿Cuál es la alternativa? Pues volver a la energía nuclear: “Tras la Cumbre de París todo lo que se ha escrito sobre la energía nuclear es positivo”. Y tanto es así que ahora en Europa se ha catalogado a la energía nuclear como energía “verde”.
 
Lluis Pomar explica que “a niveles de CO2 muy altos el clima ha sido más cálido, pero la temperatura en la Tierra no está determinada por ese gas. A ninguna escala temporal hay una correlación que permita deducir eso” y añade que “ahora mismo estamos empezando una fase de enfriamiento parecida a la de 1700, cuando el Támesis se helaba o la gente patinaba en los canales de Venecia”.
 
Y es que los ciclos solares sí que tienen que ver con la variación del clima, pero sobre la actividad del Sol no podemos ejercer ninguna influencia.
 
En definitiva, el CO2 es sinónimo de vida: “Si tienes agua, energía y CO2 la vida es mucho más esplendorosa. En el Jurásico y en el Cretácico la concentración de CO2 era enorme, y también lo era la temperatura, y como consecuencia de ello los animales eran mucho mayores porque no existía ningún problema para conseguir comida”.
 
La agenda global mundial, con el apoyo de gobiernos d ertodo el mundo y con la complicidad de los medios de comunicación están engañando a la población y confundiéndola, porque el CO2 no es ningún problema, y no tiene nada que ver con la contaminación –que esta sí que es un problema- pero los países más contaminantes del mundo (Estados Unidos y China) no se suman a las medidas contra la contaminación y prefieren cambiar el modelo energético mundial para volver a la energía nuclear a base de mentiras y engaños a la población.
 
Más claro no se puede decir: Sí hay cambio climático, lo hubo y lo habrá, pero el principal culpable no es la actividad humana ni el CO2 sino la actividad solar. El CO2 es bueno para la vida y ahora hay niveles inferiores a los de hace 50 millones de años. Todo es una farsa política para “limpiar” la imagen de la energía nuclear y volver a ella, y así no tener que depender tanto del petróleo cuyo mercado está en manos de unos pocos países.
 

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