(AZprensa) Hablando
de Medicina y del humanismo en Medicina (¡qué poco queda de él en la
actualidad!) es oportuno recordar la vida de uno de esos médicos del siglo XIX
que dieron ejemplo de lo que debe ser un buen médico. La lectura del libro “Kisses
are tears” nos abre la puerta a ese pasado no tan lejano y sin embargo casi
olvidado…
En
primer lugar, Gaspar Fisac Orovio (Daimiel, España, 1859-1937) fue un médico
distinguido de su época. Si bien ejerció como médico municipal en un pequeño
pueblo de La Mancha antes de trasladarse al Hospital de Ciudad Real, se ganó el
reconocimiento y el prestigio profesional no solo por su altruismo y dedicación
a sus pacientes —tratándolos siempre con un trato humano y cercano, tan poco
común hoy en día—, sino también por sus descubrimientos. A través de sus
investigaciones sobre la tuberculosis, desarrolló el primer tratamiento
preventivo y curativo registrado para esta enfermedad en España. Su experiencia
con numerosas epidemias —cólera, tifus, sarampión, entre otras— le permitió
establecer una serie de medidas de higiene y saneamiento para frenar su
propagación. La suya, pues, fue una vida que salvó muchas vidas. En
segundo lugar, nos centramos en su labor periodística. Empezó colaborando en un
periódico fundado por su hermano, del que posteriormente asumió la dirección
cuando la salud de este se deterioró. Ese periódico, El Eco de Daimiel, se
convirtió en el más vendido de Ciudad Real, y su influencia se extendió a otros
rincones de España. Aunque duró poco más de cinco años, publicó 445 números.
Desde sus páginas, defendía los ideales de la democracia y la justicia, así
como una firme defensa de las profesiones sanitaria y periodística. En
tercer lugar, exploramos su faceta como poeta. Aunque nunca publicó un libro
—la poesía era para él una afición—, dejó un importante corpus de composiciones
que merecen un lugar en la literatura española de finales del siglo XIX y
principios del XX. Prueba de ello son los premios que dos de sus obras
recibieron en concursos literarios. Esta pasión también lo llevó a escribir,
dirigir e incluso actuar en pequeñas obras de teatro.
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