Por más que fuese un producto antiguo, Ecomitrin 40 era una
auténtica obra de arte de la dermatología por su eficacia y perfección
cosmética. Una vez finalizada la campaña de los puzzles (“Una ‘pieza’
fundamental en las dermatitis...”) iniciamos otra nueva campaña toda vez que
los resultados de ventas acompañaban y el producto merecía continuar ostentando
el primer o segundo lugar en cuanto a prioridad a la hora de elegir los
productos que debía trabajar el visitador médico en la visita médica.
Como estábamos convencidos que el producto era una obra de
arte, así transformamos sus indicaciones, con esta imagen real transmutada en
lienzo artístico pero deteriorado, tal como está la piel a causa de las
afecciones dermatológicas. Por otra parte, según veía en los estudios de
prescripción médica de IMS, la acción antipruriginosa era una de las más
deseadas por el médico a la hora de recetar estos productos; por ello
destacamos que “el prurito es vía de infección”. Por eso, y aun cuando se
tratase de dermatitis no infectadas, explicábamos al médico que las dermatosis
constituyen un elemento potencial agresor de la piel que deteriora la misma y
facilita la infección de dichas lesiones.
Con el más amplio espectro dermatológico del mercado,
Ecomitrin 40 proporcionaba un contacto inmediato y una acción antibacteriana en
el mismo foco lesional, al llevar incorporados sus principios activos en la
superficie de la parte acuosa de la crema. Como consecuencia, en el interior
del folleto se ofrecía la misma imagen de portada, sin embargo ahora lo que se
veía era un cuadro perfectamente restaurado, tal como Ecomitrin 40 hacía con la
piel dañada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario