Cualquier empresa asentada en una comunidad, en donde
disponga de un gran centro de producción o investigación, dando trabajo a
muchos ciudadanos de aquella comarca, debe comportarse en todo momento como un
buen vecino de dicha comunidad; por eso no extraña que dichas compañías
colaboren en proyectos locales de carácter social, cultural o de ayuda
humanitaria.
La pequeña localidad de Macclesfield (Reino Unido) alberga
uno de los mayores centros de producción de la industria farmacéutica, dando
trabajo a varios miles de empleados. Por eso, a lo largo de los años, este
centro no ha cesado en su ayuda para preservar y promover el patrimonio de este
enclave, colaborando mediante el patrocinio de actividades culturales y
educacionales. Así, desde que en 1980 donase 18.000 euros al Centro de Museos y
Patrimonio de Macclesfield, ha ido sumando otras aportaciones que –por ejemplo-
han permitido que se levante en esta localidad británica, cercana a Manchester,
un Museo de la Seda, enclavado en la antigua Escuela de Arte de esta localidad.
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