Desde que lancé el primer número de mi revista de empresa “Información
al Día”, entendí que se trataba de “información” no de “autobombo” o
“publicidad encubierta”. Por eso desde el principio, todas las informaciones
allí incluidas eran de libre dominio, escritas desde la óptica del periodismo
profesional y sin injerencia alguna de los directivos de la empresa y, en
consecuencia, se hacía llegar dicha revista a todos los periodistas españoles
que trataban temas de salud o de la industria farmacéutica.
Por eso no fue de extrañar que con mucha frecuencia viese
cómo informaciones publicadas en dicha revista (y que no se habían dado a
conocer antes a través de notas de prensa) eran reproducidas luego por otros
diarios generales que las incluían de motu propio como noticias de
interés para sus lectores.
Recuerdo que la agencia de noticias Europa Press y el diario
Atlántico, fueron los primeros en hacer referencia en sus paginas a esta nueva
publicación que dirigí durante siete años, convirtiéndose en un referente
informativo... y en algo que ningún otro laboratorio farmacéutico se atrevió a
copiar ya que el “autobombo” y la “publicidad encubierta” es lo que siempre ha
caracterizado a las revistas de empresas. Pero como en todo hay excepciones, mi
revista “Información al Día” fue, por encima de todo, un producto periodístico
donde el interés del lector (y no el interés de los directivos) es lo que
marcaba su línea editorial.
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