lunes, 12 de febrero de 2018

¿Beber?... Lo justo

(AZprensa) Los mensajes que recibimos continuamente sobre el alcohol son muy confusos: que es bueno para el corazón, que hasta una copa aumenta el riesgo de cáncer, que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares... En lo único que los expertos y los estudios científicos están de acuerdo es en que el exceso en el consumo de alcohol es invariablemente malo.
¿Pero cuánto alcohol podemos incluir en nuestra dieta sin poner en riesgo nuestra salud? ¿Y cuáles realmente son los beneficios y los riesgos comprobados del alcohol?

Daños internos
El encargado de descomponer y eliminar el alcohol en nuestro organismo es el hígado.
Este órgano tarda una hora aproximadamente en procesar 12 gramos de alcohol (1 vaso de vino o 1 cerveza).
Por eso, el alcohol en exceso no sólo nos deja con una resaca al día siguiente, sino que a largo plazo causa daños irreparables en el hígado y otros órganos.
"Los efectos acumulativos del consumo excesivo de alcohol, especialmente cuando están asociados a una dieta poco sana, afectan cada parte del organismo, pero principalmente se perjudican dos regiones: el hígado y el sistema nervioso", Dra. Trisha Macnair (Asociación Médica Británica).
El alcohol lesiona progresivamente el hígado causando cirrosis, insuficiencia hepática, cáncer del hígado y muerte. Y el sistema nervioso puede dañarse en muchos niveles. Por ejemplo, en el cerebro las lesiones del alcohol pueden causar discapacidades intelectuales y aumentar el riesgo de ansiedad, depresión, confusión y demencia. También se sabe que el alcohol puede provocar inflamación del páncreas, sangrado y úlceras estomacales, hipertensión y derrame cerebral.

Beneficios
Algunos estudios, sin embargo, afirman que el alcohol consumido con moderación puede reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
Todavía no se ha logrado entender cuáles son los mecanismos que causan esta protección, pero se cree que el alcohol ayuda a aumentar el nivel del llamado colesterol bueno (o lipoproteínas de alta densidad), que ayuda a evitar la acumulación de partículas de grasa en las arterias, lo cual reduce el riesgo de coágulos.
Algunos estudios han mostrado que el vino tinto, en particular, contiene flavonoides, unos compuestos que actúan como antioxidantes y contribuyen a reducir el riesgo de aterosclerosis (estrechamiento de las arterias) y a mantener la flexibilidad de los vasos sanguíneos.
Pero la clave para obtener esa protección es la moderación y conocer cuánto alcohol podemos beber sin dañar nuestra salud.

Más calorías
La creencia de que ciertas bebidas alcohólicas "no engordan" está equivocada.
El alcohol es una fuente de calorías vacías, las cuales proveen energía pero no tienen ningún valor nutricional.
Cada gramo de alcohol contiene siete calorías.
El alcohol, además, podría debilitar su fuerza de voluntad tentándolo a comer más de lo que tiene planeado.
Tal como lo explica Heather Caswell, de la Fundación Británica de Nutrición, "la mayoría de nosotros evitaríamos consumir un vaso lleno de crema, pero muchos no dudaríamos en beber un par de botellas de cerveza. El contenido similar de estos dos productos es parecido y a largo plazo el exceso en el consumo de alcohol llevará a un aumento de peso".
Una botella de 280 mililitros de cerveza clara contiene unas 110 calorías (las mismas que una rosquilla), un vaso regular de vino blanco seco o vino tinto tiene 115 calorías (el equivalente a una rebanada de pastel de chocolate) y un vaso de vino blanco dulce contiene 165 calorías.
Como dice la Fundación de Investigaciones Sociales AC (FISAC), “exceder los límites recomendados no sólo tendrá un efecto perjudicial en su salud sino también aumentará la circunferencia de su cintura”.

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