(AZprensa) Pau Viladiu Quemada era de esa generación
de oncólogos españoles testigo de la rápida progresión que ha venido
desarrollando la investigación básica y cómo el cáncer ha pasado de ser una
enfermedad incurable a vislumbrarse cierto control en muchos casos.
Pero Pau Viladiu era también un gran artista. “El arte
es una forma de estimulación de la curiosidad no organizada, sobre algo no
cotidiano, algo diferente de la profesión del oncólogo, siempre metódica y
estructurada. La satisfacción que da romper la barrera que nos aísla frente al
arte, aporta una nueva perspectiva de la misma obra de arte. Todos los médicos
y todas las personas deben lanzarse a este reto y conocer su fondo creativo.
Tendría que ser una actitud generalizada para toda la sociedad”.
Con relación a la inspiración que mueve a todo
artista, afirmaba que “la inspiración nace después de muchas horas de trabajo.
Cualquier actividad necesita trabajo y actitud de curiosidad; después surgirá
el arte, la ciencia y la investigación”.
En su análisis de la profesión médica señalaba que “la
enfermedad de los médicos es un reflejo de la mismo filosofía de la sociedad.
Muchos se encuentran saturados en el trabajo y la competitividad está muy
acentuada”.
Por eso, preguntado sobre su opinión sobre el médico ideal,
comentaba que “la personalidad de un médico ha de tener como raíz un concepto:
la comunicación. La capacidad de relacionarse con el enfermo y su familia, de
comprender realmente sus problemas desde la óptica del que sufre y no del que
ha de tratarlo, es esencial para que los médicos seamos más eficaces en nuestra
profesión. Lo básico sigue siendo conocer los mecanismos emocionales del
paciente y de la persona”.
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