(AZprensa)
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria autoinmune y crónica potencialmente
incapacitante que repercute en la piel y que puede desencadenar en otros
problemas de salud. En los últimos años, se ha demostrado que la psoriasis
moderada o grave se asocia a otras amenazas como la dislipemia (elevación de
los niveles de grasas en sangre, colesterol y triglicéridos), diabetes (aumento
de los niveles de glucosa y azúcar, en sangre) e hipertensión arterial. Son una
serie de comorbilidades que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares como la arterioesclerosis y, como consecuencia de ella, el
infarto de miocardio. La artritis psoriásica es la patología más asociada a la
psoriasis, una enfermedad que añade dolor, inflamación y dificultad de
movimiento de las articulaciones. Estudios recientes demuestran que casi el 30%
de los pacientes con psoriasis tiene una artritis psoriásica sin diagnosticar.
Esta
enfermedad afecta a más de un millón de personas en España. El diagnóstico
precoz favorece el manejo adecuado de la enfermedad y la prescripción del mejor
tratamiento en el menor tiempo posible, evitando asimismo la progresión de la
enfermedad. La psoriasis no tiene cura, pero gracias a las terapias que existen
para tratar a los pacientes se pueden reducir sus efectos notablemente.
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