(AZprensa) Hay muchas ocasiones en que las cosas existen
antes de tener nombre, y así ha sucedido, por ejemplo, con la palabra
“ecología”, entendiendo esta como el estudio de las relaciones de los seres
vivos con el ambiente físico y biológico. No sería hasta el año 1873 en que el
naturalista Haeckel acuñó esta palabra, sin embargo ya existía desde hacía
varias décadas una corriente médica afín a esta visión ecológica de salud y
medio ambiente, eran los llamados médicos higienistas, los cuales se plantearon
el problema del influjo del medio ambiente en la vida del hombre. Los
higienistas criticaban la falta de salubridad en las ciudades, así como las
condiciones de vida y de trabajo de los obreros, proponiendo diversas medidas
de tipo higiénico y social que contribuirían a mejorar la salud y la calidad de
vida de la población, especialmente de las clases menos acomodadas.
A los entonces llamados “médicos higienistas” cabe
considerarlos, pues, como los primeros médicos defensores de la ecología,
puesto que dicha corriente “higienista” tuvo una gran fuerza durante el siglo
XIX. Aquellos médicos realizaron toda una serie de investigaciones empíricas de
tipo sociológico y geográfico, contando para ello con el apoyo e incentivo de
la Real Academia Nacional de Medicina, gracias a lo cual muchos de esos
trabajos se han conservado. En los mismos, la higiene aparece en primer lugar,
como una parte de la actividad médica, centrada en preservar la salud pública,
algo de trascendental importancia toda vez que eran frecuentes muchas
enfermedades epidémicas (cólera), endémicas (viruela, tifus, difteria,
escarlatina), así como otras enfermedades profesionales relacionadas con la
revolución industrial
Dado que entre los higienistas estaba generalizada la
concepción de la enfermedad como producto social, en los estudios de tipo
epidemiológico era muy frecuente encontrar abundante información sobre el medio
geográfico, económico y social en el que se desarrollaban las dolencias
estudiadas. De esta forma los estudios de geografía médica fueron uno de los
centros de atención más característicos de los médicos españoles interesados
por la higiene pública. Esta estrecha relación entre medicina y geografía fue
la génesis de un peculiar tipo de literatura científica que se conoció con el
nombre de “Topografías médicas”.
Las “Topografías médicas” suponen un punto de vista
“ecológico” (aun cuando todavía no existiera dicha palabra) de la medicina, ya
que consideraban a las enfermedades como resultado de una compleja
interrelación de fenómenos ambientales (temperatura, vientos, suelo, etc.) y
fenómenos socio-económicos (miseria, hacinamiento, condiciones de trabajo,
etc.).
De hecho, las “Topografías médicas” tienen todavía hoy un
valor incalculable, no sólo para los historiadores de la medicina, sino también
para quienes se ocupan de la historia de la geografía, de la ecología e incluso
de la historia de España, ya que su consulta puede aportar informaciones
valiosas en sus vertientes demográfica, agraria, social y urbana.
Fuente: “Médico, periodista y poeta”, de Vicente Fisac.
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