(AZprensa) Si nos fijamos en las páginas de cualquier
periódico o en los informativos de cualquier emisora de radio o cadena de
televisión, veremos que la mayor parte de las noticias se refieren a aspectos
negativos de la vida, y un alto porcentaje de los mismos estarán directamente
relacionados con la muerte: accidentes, atentados, violencia de género,
desastres naturales, guerras, epidemias…
Los periodistas deben afrontar con demasiada frecuencia
el hecho de dar malas noticias y esto es un arma de doble filo porque esa
información no sólo afecta a quienes la reciben sino también al propio
periodista que no puede escapar de ese entorno continuo y repetitivo de la desgracia.
El libro “Cómo dar bien las malas noticias” nos habla de la importancia de
cuidarse, como periodista y como ser humano cuando hay que cubrir
informativamente las tragedias; de saber cómo abordar a las personas que viven
tan desoladores episodios para ayudarles a superarlos y obtener de ellas la
información que buscamos; y de conocer la terminología exacta para contar
nuestras historias de una manera correcta y profesional, para que todo el mundo
las entienda y quede perfectamente claro de qué estamos hablando.
“Cómo dar bien las malas noticias”, de Vicente Fisac.
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