(AZprensa) Cada año mueren en España más de 52.000
personas por causa del tabaco (700.000 en Europa y 8.000.000 en todo el mundo)
y sin embargo se sigue permitiendo y aceptando no sólo su utilización sino que
la industria tabaquera se dirija a los jóvenes para sustituir con ellos a los
adultos que va matando.
La Organización Médica Colegial (OMC) y el Comité
Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) han dado a conocer datos
demoledores sobre esta pandemia permitida y alentada por los gobiernos de todo
el mundo; no nos olvidemos que en plena fase de confinamiento por la pandemia por coronavirus, las únicas salidas
permitidas eran para comprar comida, ir a la farmacia o ¡a comprar tabaco!
OMC y CNPT ha definido el tabaco como “la única sustancia
legal que mata a la mitad de sus consumidores”, lo que no han dicho –por ser políticamente
correctos- es la verdadera razón: el 80 por ciento del precio de venta de cada
cajetilla de tabaco son impuestos, es decir, el tabaco es el producto más
rentable para el Gobierno.
Sin embargo la percepción que la población general tiene
del tabaco dista mucho de ser un auténtico veneno, y es que a diferencia con
otros venenos, el tabaco mata muy despacio y eso hace que sus consumidores no
se den cuenta, pero los datos médicos demuestran cómo el 50 por ciento de los
fumadores fallecen prematuramente por alguna causa relacionada con el tabaco”,
y no sólo son enfermedades respiratorias (que representan el 54 por ciento de
las muertes relacionadas con el tabaco) sino otras muchas enfermedades, entre
ellas, diversos tipos de cáncer.
Sin embargo, como el poder de las tabaqueras es inmenso y
tienen controlados a los Gobiernos de todo el mundo, a los que proporcionan
suculentos ingresos gracias a los impuestos abusivos que se aplican al tabaco,
el consumo de tabaco se sigue percibiendo como “algo normal” e incluso como “socialmente
correcto”.
Por otra parte no hay que olvidar que el tabaco no sólo
mata a quienes lo consumen, sino también a muchos de los que están a su
alrededor y respiran de forma habitual ese humo. No digamos nada más si encima
se trata de niños o de personas mayores o enfermas, que viajan en coche
particular con un fumador o que conviven con él en la misma vivienda.
Y para quienes crean que la última estrategia de las tabaqueras,
los cigarrillos electrónicos, son la “alternativa verde”, la OMC y el CNPT
dejan bien claro que los cigarrillos
electrónicos contienen, entre otras sustancias, cancerígenos del grupo A y
glicerina, además de nicotina; y la nicotina afecta al desarrollo cerebral de
los jóvenes y promueve el desarrollo de tumores. Es decir, en el fondo el
negocio de las tabaqueras no está en el tabaco sino en la nicotina y su alto
poder adictivo.
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