Poco antes de que la nave Cassini pusiera fin a su aventura, mediante un suicidio programado (se internó en la atmósfera de Saturno hasta quedar desintegrada), tomó una serie de fotografías de este satélite que ha despertado el interés de los científicos al detectarse océanos activos bajo la capa de hielo de su superficie y actividad geotérmica en su interior con profusión de géiseres que expulsan al espacio chorros de vapor de agua.
En la fotografía que aquí mostramos se puede ver la luz fantasmal que envuelve a Encélado y que proviene de dos fuentes distintas. La parte más iluminada de la fotografía es la que mira al Sol y, aunque este se encuentra a más de 1,4 millones de kilómetros, es suficiente para que podamos apreciar detalles de su superficie. La débil luz que ilumina el otro lado que muestra esta fotografía es la que refleja Saturno, consiguiendo de esta forma que ambas caras estén iluminadas aunque casi de forma fantasmal debido a la enorme distancia que les separa de nuestro Sol.
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