sábado, 25 de junio de 2022

Los vendedores rameros

(AZprensa) Si buscamos en el diccionario lo que significa “ramera” veremos que se refiere a una “prostituta”, es decir, a una “persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero”. Vale, pero esto ¿qué tiene que ver con los vendedores? ¿Acaso hay vendedores “rameros” es decir, que mantengan relaciones sexuales a cambio de conseguir ventas? Yo no sé si algún vendedor o vendedora habrá llegado tan lejos como para recurrir a la venta de su cuerpo para conseguir ventas, pero de lo que sí doy fe es que una vez estuve en una compañía en donde el Director Comercial llamó “rameros” a los vendedores, y no una vez, sino varias, y estos no se sintieron ofendidos. Esta es la historia…
 
A los pocos días de entrar a trabajar en Zeltia Agraria, se celebró una reunión con toda la red comercial. Estas reuniones eran frecuentes y a ellas acudían todos los vendedores cuya misión era visitar a los distribuidores de productos agroquímicos y agricultores importantes, para venderles nuestros insecticidas, herbicidas, fungicidas y demás productos para combatir las plagas y malas hierbas que atacan a los cultivos.
 
Fue allí cuando escuché cómo ese Director Comercial empezó a decir cosas como “tenéis que ser unos buenos rameros para que consigamos el objetivo de ventas que nos hemos propuesto”, “sin rameros no hay éxito posible”… Yo me quedé alucinado con tales insultos a los vendedores, aunque estos en vez de enfadarse se limitaban a echar sonrisitas y cuchichear entre ellos.
 
Al cabo de un rato de su arenga, pude por fin entender de qué iba la cosa: el Director Comercial estaba haciendo un símil entre los vendedores y los remeros de las traineras, para indicar que se necesita el esfuerzo de todos y que todos rememos juntos para lograr el éxito. Lo de utilizar repetidamente la palabra “rameros” en vez de “remeros” tenía su explicación: Bruno Maire, que así se llamaba el Director Comercial, era francés y aunque hablaba muy bien el español, aún se confundía con algunas palabras.
 
Cuando salí de mi error –como yo era nuevo no lo había captado al principio- respiré aliviado al comprobar que mi nueva empresa era una empresa normal y no una casa de putas.


Anécdotas profesionales del paso de un Dircom por Zeltia, Syngenta, Bristol Myers, AstraZeneca y la OMC:

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