sábado, 6 de enero de 2024

Besos y lágrimas

(AZprensa) Gaspar Fisac Orovio (Daimiel, Ciudad Real, 1859-1937) nació un 6 de enero y fue médico, investigador, epidemiólogo, inventor, ecologista, periodista, autor y actor teatral… y poeta. De esta última faceta queremos hoy compartir la que quizás es –para mí- una de sus poesías más entrañables y que está recogida en el libro “Médico, periodista y poeta”, disponible en Amazon.
 
Esta poesía, titulada "Besos y lágrimas", fue publicada en el nº 86 del periódico “El Eco de Daimiel” del 30 de junio de 1886, el cual dirigía.
 
Según se indica en la crónica correspondiente, fue recitada por Luis Villalón en la velada que el día del Corpus celebró la Sociedad Talía en el teatro Ayala de Daimiel (Ciudad Real). Dice así:
 
BESOS Y LÁGRIMAS
 
Breve existencia gozó
aquél ángel de ternura;
era tan niña, tan pura,
que al trono de Dios voló.
 
Cual la violeta escondida
va su perfume exhalando,
así se le fue escapando
entre suspiros la vida.
 
Y tras de la azul esfera
buscó inocente, bendita,
una existencia infinita
de infinita primavera.
 
Mas ¡ay! que en eterno llanto
la pobre madre anegada
exclama triste, angustiada
en doloroso quebranto:
 
“¿Por qué, Dios mío, perdí
para siempre la hija mía?
¡Yo que tanto la quería!
¡Casi tanto como a ti!
 
¡Yo que en místico embeleso
cada vez que me miraba
con dulce amor le entregaba
toda el alma con un beso!
 
¡Yo que con loca ansiedad
la estaba siempre besando,
la he de estar ahora llorando
en perpetua soledad!”.
 
Tal exclama en su aflicción
la infeliz madre, sin ver
que todo beso ha de ser
lágrimas en conclusión:
 
Si el aura besa las flores
vierte llanto de rocío;
vierte lágrimas el río
si el prado murmura amores.
 
Si el mar a la costa amena
besa henchido de placer,
lágrimas deja correr
filtrándose entre la arena.
 
Si el arroyo juguetón
besa las piedras saltando,
lágrimas va salpicando
en revuelta confusión.
 
Si en la rama tembladora
o entre su follaje espeso
recibe del viento un beso
el sauce, lánguido llora.
 
Y en el azul firmamento
si las nubes se confunden
en solo un beso; difunden
lágrimas mil por el viento.
 
El beso que palpitar
se está sintiendo en la boca,
cuando el amor nos provoca
se suele en llanto trocar.
 
Aquél beso que al partir
damos al amante ser,
llanto nos hace verter
y se va en su llanto a ungir.
 
Y siempre que percibimos
la impresión que codiciamos,
es tan grata, que lloramos,
y llorando, sonreímos;
 
que aunque no vemos por dónde
va al placer la pena junta,
a donde un beso pregunta,
una lágrima responde.
 
Pues si un beso es la expresión
de un sentimiento infinito,
una lágrima es el grito
más grande del corazón.
 
Bien podemos afirmar
que el placer que un beso exhala,
forma la invisible escala
por do el llanto ha de bajar.
 
Por eso llora afligida
la triste madre sin calma,
que hasta los besos del alma
se lloran toda la vida.
 
Y es que infausta condición
nos acompaña al nacer,
pues todo beso ha de ser
lágrimas en conclusión.
 
Fuente.- “Médico, periodista y poeta”: https://amzn.to/3bRZpfZ

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