martes, 9 de enero de 2024

¡Qué bonito es tener gripe!


(AZprensa) Más de uno se sorprenderá al leer el titular. Pero ¿cómo puedo decir que tener gripe es bonito? El que tiene gripe puede tener fiebre, congestión nasal, dolor muscular, cansancio, tos… ¿Todo eso es bonito? Pues yo digo que sí si lo miramos desde otro punto de vista…
 
En la gripe, un virus ataca nuestro sistema inmunológico y se establece una lucha entre dicho virus y nuestras defensas naturales. Nos convertimos así en privilegiados espectadores de una lucha entre la salud y la enfermedad, entre la preservación de la vida y el ataque invasivo de fuerzas foráneas. Cierto es que dicho campo de batalla es nuestro propio cuerpo y eso nos causa ciertas incomodidades (ya las hemos citado antes) pero debemos mirar más allá y disfrutar con los prodigios de la Naturaleza, comprobar con admiración cómo nuestras células y nuestros órganos se resisten a ser invadidos, y cómo luchan por defender nuestra integridad física sin necesidad de que nosotros les demos ninguna orden…
 
Vemos cómo las fuerzas del mal atacan y causan ciertos estragos, pero vemos al mismo tiempo cómo nuestro sistema inmunitario se moviliza al instante y lucha contra esos invasores. Es una película que se proyecta en nuestro propio cuerpo y que no es otra cosa que la vida misma, tal como durante millones de años ha estado presente sobre nuestro planeta, superando dificultades, adaptándose a los nuevos cambios y dejando que los más débiles mueran para que sean los más fuertes y mejor preparados los que den paso a nuevas generaciones.
 
En general, la gripe es benigna y –como los propios médicos dicen- dura siete días si tomas medicación y una semana si no tomas nada. ¿Lo ves? Ellos mismos reconocen que no hay remedio farmacológico contra la gripe, sólo –si acaso- algunos medicamentos que alivien momentáneamente los síntomas. Quien de verdad cura la gripe eres tú mismo, tu sistema inmunológico.
 
Por eso, yo hago caso del mejor médico que he conocido: Carlos Arguiñano. Como repite muchas veces, la clave está en comer un poco de todo y un mucho de nada, en comer alimentos sanos y variados, hacer ejercicio y llevar una vida tranquila y ordenada. Cuando se siguen estos consejos, nuestro sistema inmunitario se fortalece y se convierte en un ejército invencible que derrotará cualquier invasión vírica o bacteriana.
 
Pero claro, no todo el mundo está sano, ni tiene un cuerpo fuerte, ni es joven, ni está libre de preocupaciones, ni come variado, ni come sano, ni hace ejercicio, ni es abstemio, ni esquiva las hamburgueserías y demás establecimientos de comida basura, ni evita ser fumador por activa y por pasiva… ¿Qué pasa con ellos? Pues que serán carne de cañón para la gripe y para cualquier otra enfermedad.
 
A esos, a los que no quieren renunciar a ese tipo de vida ni seguir los consejos de vida sana, alimentación variada y ejercicio, los incitarán a que se vacunen para que las vacunas hagan eso que debería hacer en condiciones normales su propio sistema inmunitario, y les recetarán medicamentos para paliar los síntomas, y luego otros medicamentos para combatir los efectos secundarios de los anteriores, y luego otros medicamentos contra las complicaciones de las enfermedades que ya tenían y las complicaciones que la escalada de medicación les está produciendo. Muchos de ellos, los que sean más viejos, con un cuerpo más enfermo y deteriorado, morirán por el camino… pero así ha sido siempre.
 
Nos quieren hacer creer que somos inmortales, que hay que vacunarse contra todas las enfermedades posibles para no caer enfermos nunca… pero nos siguen anunciando bebidas alcohólicas, tabaco, comida basura, vida sedentaria… En vez de promover la vida sana, promueven el negocio de la vida fácil e insana, y los lobbies farmacéuticos se frotan las manos con el negocio mientras los Gobiernos fidelizan a la población adoptando para ellos el papel de padres protectores y amorosos, diciéndoles lo que tienen que hacer en todo momento, e incluso lo que tienen que pensar.
 
El ser humano es finito (el cuerpo humano, quiero decir) y todos nuestros cuerpos tienen fecha de caducidad. Por mucho que te vacunes, que te mediques, que te recluyas en el interior de tu casa sin salir y estés con la mascarilla puesta todo el día… te vas a morir. Si no es ahora, será un poco más tarde. La diferencia está en las condiciones en que llegarás a ese momento… y eso es algo que tú puedes elegir.
 
Si sigues con tu insano estilo de vida y con las medidas preventivas que generan el negocio de farmacéuticas y Gobiernos… es posible que vivas más, pero en unas condiciones mucho peores. ¿No te acuerdas de aquél famoso chiste?:
-          Dr. ¿qué puedo hacer para vivir más?
-          Nada de fumar, nada de alcohol, nada de trasnochar y nada de sexo.
-          Pero Dr. ¿y con eso viviré más?
-          Vivir más, no sé, pero de lo que estoy seguro es de que se te hará más largo.
 
Por todo eso, yo prefiero mantener fuerte y sano mi sistema inmunitario siguiendo los consejos de Arguiñano, y cuando me toque tener gripe, disfrutar viendo cómo mis defensas libran una batalla victoriosa contra las fuerzas invasoras. Aunque pase algunos días con algo de fiebre, aunque tosa, aunque me sienta cansado… seguiré esbozando la sonrisa de quienes se acercan a la victoria.
 
Y cuando un día mi cuerpo machacado por los años no de más de sí, aceptaré con gusto el pase al siguiente nivel de vida (la vida eterna), con la satisfacción de haber seguido fielmente el orden natural de las cosas.
 

En la salud, como en todo, siempre hay diferentes puntos de vista…
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