viernes, 5 de enero de 2024

Un cuento inquietante para la noche de Reyes

(AZprensa) Érase una vez una zanahoria muy peculiar a la que todos conocían como “Killer Carrot” o –en versión española- la “Zanahoria carnívora”. “¿Cómo es posible?”, te preguntarás; y es que según cuentan, esta zanahoria nació de un cruce entre una zanahoria normal y corriente y una planta carnívora, así que “Killer Carrot” tenía apariencia de zanahoria, pero una boca, unos dientes y un voraz apetito, propios de una planta carnívora.
 
Son muchas las historias que se cuentan de esta zanahoria carnívora, pero hoy, como es víspera de la festividad de los Reyes Magos, vamos a compartir este episodio de su vida, titulado “Noche de Reyes”…
 
Es la noche del 5 de enero y los Reyes Magos, mientras todos duermen, van repartiendo sus regalos. La casa de Killer Carrot también figura en su lista y los Reyes Magos se dirigen hacia ella para entregarle sus regalos. Al llegar, encuentran todo preparado: el árbol y los adornos de Navidad engalanan la casa y, en una mesa, Killer Carrot ha dejado unas pastas y un poco de vino para los Reyes Magos. Se ve que Killer Carrot ha cuidado todos los detalles, hasta el extremo de que también ha dejado comida para los camellos: una larga hilera de algarrobas (la comida favorita de los camellos) está esparcida por el suelo.
 
Mientras los Reyes Magos se toman un pequeño descanso comiendo las pastas que les han dejado, uno de los camellos ha comenzado a comer las algarrobas y se va alejando de allí siguiendo el rastro dejado por las mismas.
 
Después de ese breve descanso, los Reyes Magos deciden levantarse porque aún les queda mucha tarea por delante en esa noche. Pero algo ha pasado: uno de los camellos ha desaparecido. Comienzan a buscarlo pero no hay manera de encontrarlo y, tras unos minutos de infructuosa búsqueda, se dan por vencidos y se marchan sin haber podido encontrarlo.
 
A la mañana siguiente, Killer Carrot está radiante de felicidad, y no para de darse paseos entre la cocina y el salón, preparando la comida. Finalmente, y no sin gran esfuerzo, se le ve entrando al salón con una gran bandeja en la que a modo de pavo asado trae nada más y nada menos que a un camello asado: el camello que había... ¿desaparecido?
 

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