Todo pueblo que se precie de ello tiene en su historia
algún milagro y Daimiel (Ciudad Real) también cuenta con el suyo, un milagro
debidamente documentado…
La historia se remonta al año 1507 en el día de San
Bernabé, cuando toda la población se encontraba en una corrida de toros. Una
niña, Ana Hernández, acudió corriendo a
los vecinos para decirles que se le había aparecido Nuestra Señora para que
transmitiese a todos su deseo de que se construyese allí una ermita a la que
deberían poner de nombre “Nuestra Señora de la Paz” y con ello cesarían las
muertes que la peste estaba ocasionando aquellos años con gran diezmo entre la
población.
La niña le respondió a la Virgen que así lo haría pero
que nadie la creería; entonces la Virgen le dijo como prueba que hiciesen en
aquél sitio un pozo y que entonces hallarían un ladrillo colorado como
demostración de la veracidad de esta aparición. Así lo transmitió y así lo
hicieron, encontrando efectivamente ese ladrillo rojo.
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