(AZprensa)
En las ciudades de todo el mundo, y particularmente en España, existe una
batalla silenciosa y a menudo inadvertida entre las especies de aves urbanas.
Las cotorras argentinas, conocidas científicamente como Myiopsitta monachus,
han sido etiquetadas erróneamente como una especie invasora y peligrosa,
mientras que las palomas, omnipresentes en nuestras plazas y edificios,
disfrutan de una aceptación casi universal. Aquí argumentaré por qué deberíamos
reconsiderar nuestro enfoque hacia estas aves y, en particular, defender la
presencia de las cotorras argentinas.
El
caso de las cotorras argentinas
1. Impacto ambiental controlado: A diferencia de lo que se suele pensar, las cotorras argentinas no tienen un impacto ambiental tan severo como se ha exagerado. Su dieta es variada pero no exclusivamente dañina para la flora local; de hecho, muchas veces consumen frutos y semillas que están en abundancia. Además, no compiten directamente con otras especies nativas de manera significativa.
2.
Belleza y comportamiento social: Las cotorras argentinas son aves notablemente
atractivas con su plumaje verde y su capacidad para formar grandes colonias
sociales. Su presencia añade un toque de color y vitalidad a las áreas urbanas.
Además, son conocidas por su inteligencia y habilidad para comunicarse, lo que
las hace más interesantes desde un punto de vista etológico.
3.
Problemas menores de Salud Pública: Aunque es cierto que pueden causar
problemas en ciertas infraestructuras como líneas eléctricas, el impacto en la
salud pública es mínimo comparado con el de las palomas. Las cotorras no son
vectores de enfermedades de la misma manera que las palomas, cuya acumulación
de excrementos en edificios y espacios públicos puede llevar a problemas de
salud significativos.
El
problema con las palomas
1. Daños materiales y nanitarios: Las palomas (Columba livia) son responsables de una cantidad inmensa de excrementos que no solo afectan estéticamente a ciudades, sino que también causan daños considerables a la arquitectura y el patrimonio cultural. Además, sus heces pueden transmitir enfermedades como histoplasmosis, criptococosis y psitacosis, entre otras.
2.
Sobreabundancia y control ineficaz: Las palomas se han multiplicado sin control
debido a la alimentación humana y a la falta de depredadores naturales en el
entorno urbano. Los esfuerzos por controlar su población han resultado en gran
medida ineficaces o controvertidos desde el punto de vista ético.
Reflexión
final
La preferencia por las cotorras argentinas sobre las palomas no es solo una cuestión de estética o de menos molestias. Es una cuestión de equidad ecológica y de reevaluar cómo tratamos a las especies que cohabitan con nosotros en espacios urbanos. Si debemos elegir, optar por las cotorras no solo reduce problemas sanitarios y de mantenimiento, sino que también añade diversidad y belleza a nuestras vidas cotidianas. Es hora de que nuestra percepción y políticas hacia estas aves cambien, reconociendo a las cotorras argentinas no como plagas, sino como vecinos urbanos con derecho a existir y ser apreciados.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
Ninguna otra novela te hará “sentir” como esta…
“Castidad & Rock and Roll”: https://amzn.eu/d/3h5vXyG
1. Impacto ambiental controlado: A diferencia de lo que se suele pensar, las cotorras argentinas no tienen un impacto ambiental tan severo como se ha exagerado. Su dieta es variada pero no exclusivamente dañina para la flora local; de hecho, muchas veces consumen frutos y semillas que están en abundancia. Además, no compiten directamente con otras especies nativas de manera significativa.
1. Daños materiales y nanitarios: Las palomas (Columba livia) son responsables de una cantidad inmensa de excrementos que no solo afectan estéticamente a ciudades, sino que también causan daños considerables a la arquitectura y el patrimonio cultural. Además, sus heces pueden transmitir enfermedades como histoplasmosis, criptococosis y psitacosis, entre otras.
La preferencia por las cotorras argentinas sobre las palomas no es solo una cuestión de estética o de menos molestias. Es una cuestión de equidad ecológica y de reevaluar cómo tratamos a las especies que cohabitan con nosotros en espacios urbanos. Si debemos elegir, optar por las cotorras no solo reduce problemas sanitarios y de mantenimiento, sino que también añade diversidad y belleza a nuestras vidas cotidianas. Es hora de que nuestra percepción y políticas hacia estas aves cambien, reconociendo a las cotorras argentinas no como plagas, sino como vecinos urbanos con derecho a existir y ser apreciados.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
Ninguna otra novela te hará “sentir” como esta…
“Castidad & Rock and Roll”: https://amzn.eu/d/3h5vXyG
No hay comentarios:
Publicar un comentario