(AZprensa)
Como anécdotas de mi experiencia en el campo de la publicidad de agroquímicos puedo
citar que en la compañía donde trabajé, casi todos los folletos estaban
plastificados. Al preguntar por qué, me dijeron que así tenían mejor aspecto y
además no se ensuciaban (cuando se trabaja en el campo, no siempre se tienen las
manos limpias), pero estaba claro que esto suponía un coste adicional
importante. Así que propuse abaratar el coste de impresión simplemente
utilizando un papel de mejor calidad y, en algunos casos dando un barniz al
acabado final para realzar los colores y que no se marcasen las huellas de los
dedos, con lo cual el resultado final era igual o mejor que si se hubiese
plastificado y encima más barato. Así se hizo y poco después llegó la moda de
lo “ecológico” y casi todas las compañías quisieron apuntarse a esa moda y
utilizar papel ecológico, pero el aspecto final que ofrecían los folletos
impresos en ese tipo de papel eran realmente pobres lo que llevó a más de uno a
decir “¿y por qué no los plastificamos como antes?”. Tuvimos que hacerles ver
que era absurdo usar papel ecológico y luego plastificarlo… es decir, ecología
con el papel y contaminación con el plástico. Y para colmo el papel ecológico
era más caro, porque ya se sabe que todo lo que está de moda sube de precio.
Afortunadamente no pasó de una anécdota y seguimos utilizando papel de calidad
si bien alguna vez usamos –más que nada para comprobar que se trataba de una
moda que no aportaba nada comercialmente y en cambio encarecía el folleto- un
papel ecológico de la mejor calidad posible, indicando en el mismo que como
estábamos comprometidos con el medio ambiente imprimíamos ese folleto en dicho
papel ecológico. El resultado fue: El folleto salió más caro, el aspecto final
del mismo no alcanzaba el nivel de calidad de los otros, y al agricultor le daba
exactamente igual que fuésemos ecológicos o no, él lo que quería era estar
informado y tener un buen producto que fuese eficaz en los cultivos y no fuese
demasiado caro. Esta es la información que cuenta, la que se obtiene a pie de
calle, en el propio terreno, y no sentados en un despacho. Porque en un
despacho todo son informes, opiniones, modas… que luego, a la hora de la
verdad, no interesan para nada al consumidor final. Así que ya lo sabes,
¡cuidado con las modas o las ideas de despacho! Cualquier idea, por brillante o
actual que parezca, debe testarse antes en la vida real, con tus clientes.
Hoy
día seguimos inmersos, más aún si cabe, en esta moda de lo ecológico, del
cuidado del medio ambiente… y la verdad es que a la mayoría de los clientes les
da exactamente igual; e incluso todo lo contrario: si ven que lo ecológico
encarece el producto, prefieren que sea menos ecológico y más barato. Y la
verdad es que ese afán del ecologismo sólo sirve para que los directivos se
sientan más importantes y más en la línea de lo políticamente correcto, eso que
hoy en día se llama el “pensamiento único”. Cualquier profesional que quiera
progresar en su carrera no puede salirse de lo “políticamente correcto” y debe
seguir las líneas que los poderes públicos imponen. Pero luego está la
realidad: Entre unas manzanas cultivadas sin agroquímicos pero con la piel
manchada e incluso algún agujero producido por los gusanos y otras manzanas
preciosas, como las de la bruja de Blanca Nieves, pero tratadas con
agroquímicos, el consumidor prefiere estas últimas; y si encima ve que las
ecológicas son mucho más caras que las otras, ya ni te cuento. Otro ejemplo:
los supermercados presumen de ahorrar en plástico y no dan gratis bolsas de
plástico, pero empaquetan en plástico todas las bandejas de alimentos. Si vas a
comprar un pollo asado, ya no te lo entregan en un envase de plástico, sino en
un sobre de papel… que está plastificado por dentro para que no vaya goteando
la grasa… y encima la salsa te la dan aparte… ¡en un envase de plástico! Así es
lo absurdo de la moda del ahorro de plástico. Como eso de vender naranjas
peladas… envueltas en plástico. O vender huevos fritos… envueltos en plástico.
Es decir, bolsas de plástico para el consumidor, no; pero plástico por todas
partes porque a ellos les resulta más eficaz y versátil, sí.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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