Los “vendedores de humo” en la empresa
(AZprensa)
En el ámbito empresarial, donde la innovación y el entusiasmo son moneda
corriente, emergen figuras que se destacan no por su capacidad de ejecución,
sino por su habilidad para vender ideas: los "vendedores de humo".
Estos profesionales, dotados de una elocuencia y carisma innegables, tienen la
capacidad de pintar visiones de éxito y progreso que entusiasman tanto a
directivos como a empleados. Sin embargo, una vez que estos proyectos son
implementados con un alto costo, se encuentran con la cruda realidad: la falta
de sustancia y compromiso para llevarlos a buen término.
Los
"vendedores de humo" son maestros en el arte de la persuasión.
Utilizan un lenguaje lleno de promesas, estadísticas impresionantes y
proyecciones optimistas que proyectan una imagen de éxito inminente. Su
habilidad para contar historias cautivadoras sobre transformaciones
corporativas, innovaciones disruptivas o eficiencias operativas sin
precedentes, les permite ganar el apoyo necesario para iniciar grandes
proyectos. En reuniones, conferencias y presentaciones, su presencia es
magnética, transformando escepticismo en entusiasmo.
Sin
embargo, la magia de las palabras suele desvanecerse rápidamente una vez que
los proyectos se ponen en marcha. La fase de implementación revela la verdadera
naturaleza de estos proyectos:
Falta
de Planificación: A menudo, las grandes ideas no vienen acompañadas por planes
detallados y viables. La falta de una estrategia sólida para la ejecución lleva
a que los proyectos se vuelvan inmanejables o ineficientes.
Resistencia
al Trabajo Duro: Mientras que el "vendedor de humo" disfruta del
protagonismo en la etapa de conceptualización, la realidad de la gestión de
proyectos, con sus exigencias de tiempo, recursos y esfuerzo, no es tan
atractiva. El compromiso necesario para mantener un proyecto vivo y productivo
no está entre sus fortalezas.
Altos
Costos, Bajos Resultados: Los proyectos impulsados por esta retórica tienden a
ser costosos en términos de inversión financiera, tiempo y recursos humanos.
Cuando estos no se traducen en beneficios tangibles, el entusiasmo inicial se
convierte en frustración y desilusión.
Las
consecuencias de apoyar a los "vendedores de humo" pueden ser
significativas:
-
Pérdida
de Confianza: Los empleados y los directivos pueden perder fe en el liderazgo
cuando ven que los grandes anuncios no se materializan en resultados.
-
Desperdicio
de Recursos: Tanto el capital económico como el humano se ven mal utilizados,
desviando recursos de proyectos más viables.
-
Impacto
en la Cultura Corporativa: Una sucesión de proyectos fallidos puede llevar a
una cultura de cinismo respecto a nuevas iniciativas, dificultando futuros
esfuerzos genuinos de innovación.
Por
eso, para evitar caer en la trampa de los "vendedores de humo", las
empresas deben:
-
Fomentar
la Transparencia: Debe haber claridad en cuanto a expectativas, recursos y
riesgos asociados con cualquier proyecto.
-
Evaluación
Rigurosa: Implementar procesos de revisión que vayan más allá del entusiasmo
inicial, evaluando la viabilidad técnica y económica en profundidad.
-
Liderazgo
Balanceado: Promover líderes que no solo vendan ideas, sino que también
demuestren capacidad para ejecutarlas. La combinación de visión con pragmatismo
es clave.
-
Cultura
de Responsabilidad: Crear un entorno donde la rendición de cuentas sea la
norma, asegurando que quienes proponen proyectos también sean responsables de
su ejecución.
Los
"vendedores de humo", tan frecuentes en todas las empresas, nos
alertan sobre la necesidad de no dejarse embaucar por las palabras y exigir
controles periódicos que aseguren que lo presentado y aprobado no se quede sólo
en palabras sino que se trabaje hasta el final y se vayan rindiendo cuentas
periódicamente.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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