(AZprensa) En la 19ª Bienal de Arquitectura de Venecia,
celebrada del 10 de mayo al 23 de noviembre de 2025 bajo el lema “Intelligens.
Natural. Artificial. Collective”, un proyecto islandés ha captado la atención
global por su audacia y visión futurista: Lavaforming. Liderado por la
arquitecta Arnhildur Pálmadóttir y su hijo Arnar Skarphéðinsson, del estudio
s.ap arkitektar, este proyecto propone transformar la lava volcánica, un
material históricamente asociado con la destrucción, en un recurso sostenible
para construir ciudades enteras. Presentado en el pabellón nacional de
Islandia, Lavaforming no solo plantea una revolución en los materiales de
construcción, sino también una reflexión profunda sobre cómo la arquitectura
puede adaptarse a los desafíos climáticos y geológicos del futuro.
El origen de una idea radical
Islandia, conocida como la “tierra del hielo y el fuego”,
es un laboratorio natural para la innovación arquitectónica debido a sus
aproximadamente 30 volcanes activos. En este contexto, Lavaforming surge como
una respuesta creativa a la crisis climática y a la insostenibilidad de los
materiales de construcción tradicionales, como el hormigón, que representa cerca
del 8% de las emisiones globales de CO2. Desde su concepción en 2022 como un
“experimento mental”, el proyecto busca convertir una amenaza local —las
erupciones volcánicas— en una oportunidad para la construcción sostenible,
redefiniendo la relación entre la humanidad y las fuerzas de la naturaleza.
Arnhildur Pálmadóttir, nominada al Premio de Medio
Ambiente del Consejo Nórdico 2024, argumenta que la lava, al enfriarse de
manera controlada, puede adoptar diversas propiedades, desde un material similar
al vidrio hasta rocas aislantes, ofreciendo una alternativa viable al hormigón.
“Una colada de lava puede contener suficiente material para levantar los
cimientos de una ciudad en semanas, sin recurrir a minería dañina ni energía no
renovable”, afirma la arquitecta, destacando el potencial de este recurso
abundante en regiones volcánicas como Islandia, Hawái o las Islas Canarias.
Métodos innovadores para moldear la lava
El proyecto Lavaforming propone tres enfoques principales
para aprovechar la lava como material de construcción:
Redes de zanjas para dirigir la lava: La primera
estrategia consiste en excavar redes de zanjas al pie de volcanes activos para
canalizar el flujo de lava durante las erupciones. Estas zanjas permitirían que
la lava se enfríe de manera controlada, formando muros, columnas o cimientos
para edificaciones. Además, esta técnica podría proteger comunidades cercanas
al desviar la lava de áreas pobladas hacia fábricas donde se moldearía en
ladrillos transportables.
Impresión 3D con lava: La segunda propuesta imagina
robots de impresión 3D capaces de operar en paisajes de lava fundida,
utilizando el material para “imprimir” elementos arquitectónicos directamente
en el lugar. Aunque esta tecnología aún no existe, el equipo de s.ap arkitektar
se inspira en avances como la impresión con vidrio fundido en el MIT,
sugiriendo que la lava podría ser manipulada de manera similar en el futuro.
Extracción directa de magma: La tercera técnica, más
especulativa, propone perforar cámaras de magma subterráneas, como las
estudiadas en el proyecto geotérmico de Krafla en Islandia, para extraer lava y
moldearla en elementos prefabricados en cámaras diseñadas específicamente. Este
método busca replicar formas arquitectónicas estandarizadas, maximizando la
eficiencia.
Para demostrar estas ideas, s.ap arkitektar ha colaborado
con científicos en simulaciones 3D de flujos de lava y “pruebas de lava” en las
que roca volcánica se calienta hasta volver a su estado fundido y se enfría de
manera controlada para crear prototipos de elementos constructivos. Estas
pruebas, aunque preliminares, han mostrado resultados prometedores, acercando
el proyecto a la viabilidad.
Una visión para el año 2150
En la Bienal, Lavaforming se presentó no solo como una
propuesta técnica, sino como una narrativa visionaria. El equipo produjo un
cortometraje ambientado en el año 2150, donde se muestra una fábrica gris que
recibe flujos de lava y los transforma en ladrillos, mientras canales guían el
material hacia las calles de una ciudad naciente. Esta visión futurista no solo
ilustra el potencial constructivo de la lava, sino que también posiciona la
arquitectura como una fuerza para repensar el futuro, integrando sostenibilidad
e innovación.
Pálmadóttir y Skarphéðinsson reconocen que Lavaforming
sigue siendo un proyecto especulativo que requiere décadas de desarrollo
tecnológico y mayor apoyo institucional. Sin embargo, su propuesta desafía el
statu quo de una industria de la construcción dominada por el capital y la
dependencia de materiales con alta huella de carbono. “La arquitectura está
estancada, capturada por el lucro. Necesitamos asumir riesgos y experimentar
con ideas nuevas”, declara Pálmadóttir, subrayando la urgencia de soluciones
audaces frente a la crisis climática.
Relevancia global y desafíos pendientes
Aunque centrado en Islandia, Lavaforming tiene
aplicaciones potenciales en otras regiones volcánicas, como Hawái y las Islas
Canarias, donde la lava de flujo lento es común. El proyecto no solo promete
reducir las emisiones asociadas con la producción de materiales tradicionales,
sino también aprovechar un recurso renovable que, a diferencia del hormigón, no
requiere extracción intensiva ni procesos industriales contaminantes.
No obstante, los retos son significativos. La tecnología para robots de impresión 3D en entornos de lava fundida aún está en el ámbito de la ciencia ficción, y la perforación de magma plantea riesgos logísticos y de seguridad. Además, la dependencia de erupciones volcánicas limita la predictibilidad y escalabilidad del proyecto. Los arquitectos también reconocen la necesidad de pruebas a gran escala en entornos reales, ya que, como dice Pálmadóttir, “la materialidad de la naturaleza solo se puede probar en una escala 1:1”.
No obstante, los retos son significativos. La tecnología para robots de impresión 3D en entornos de lava fundida aún está en el ámbito de la ciencia ficción, y la perforación de magma plantea riesgos logísticos y de seguridad. Además, la dependencia de erupciones volcánicas limita la predictibilidad y escalabilidad del proyecto. Los arquitectos también reconocen la necesidad de pruebas a gran escala en entornos reales, ya que, como dice Pálmadóttir, “la materialidad de la naturaleza solo se puede probar en una escala 1:1”.
Un manifiesto para la arquitectura del futuro
Lavaforming trasciende su carácter técnico para
convertirse en una metáfora del cambio de paradigma que la arquitectura
necesita. En un contexto donde la Bienal de Venecia 2025, curada por Carlo
Ratti, aboga por la integración de inteligencias natural, artificial y
colectiva, este proyecto islandés encarna la convergencia de estas ideas.
Combina la fuerza bruta de la naturaleza con la innovación tecnológica y una
visión colectiva de sostenibilidad, desafiando a la arquitectura a liderar con
optimismo frente a los desafíos globales.
En conclusión, Lavaforming no solo propone transformar la
lava en ladrillos, sino que invita a repensar cómo interactuamos con nuestro
entorno. Aunque su implementación plena podría estar a décadas de distancia, su
presencia en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2025 marca un hito en la
exploración de soluciones sostenibles y audaces. Como dice Pálmadóttir, “la
lava arroja luz sobre cómo una amenaza local puede transformarse en un recurso
para una emergencia global”. ¿Será este el comienzo de ciudades construidas con
el fuego de la Tierra? El futuro dirá si esta visión visionaria se convierte en
realidad.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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