lunes, 8 de septiembre de 2025

La anestesia epidural: Un invento español que cambió la Medicina

(AZprensa) Cuando pensamos en la anestesia epidural, lo primero que suele venir a la mente es su uso en los partos, una técnica que ha permitido a millones de mujeres dar a luz sin dolor, manteniendo la consciencia durante el proceso. Pero lo que pocos saben es que este revolucionario avance médico tiene raíces españolas y es obra de un médico militar aragonés, Fidel Pagés Miravé, quien en 1921 publicó un descubrimiento que transformaría para siempre la práctica quirúrgica y el manejo del dolor. Esta es la historia de un invento español que, a pesar de su impacto global, estuvo a punto de caer en el olvido.
 
Fidel Pagés: Un médico en tiempos de guerra
 
Fidel Pagés nació en Huesca en 1886, en el seno de una familia de clase media-alta. Desde joven mostró una pasión por la medicina, lo que le llevó a estudiar en la Universidad de Zaragoza, donde se graduó en 1908. Su vocación por ayudar a los demás y su deseo de estar donde más se le necesitaba lo condujeron a ingresar en el cuerpo de Sanidad Militar del ejército español. Esta decisión marcó su carrera, llevándolo a escenarios de gran sufrimiento humano, como la Guerra del Rif en el norte de África y la Primera Guerra Mundial.
 
Fue en el contexto de estas guerras donde Pagés desarrolló su interés por aliviar el dolor de los soldados heridos. En el frente, las condiciones eran extremas: los recursos médicos eran limitados, y las operaciones quirúrgicas se realizaban en circunstancias precarias. Pagés, profundamente afectado por el sufrimiento de sus pacientes, se propuso encontrar una forma más efectiva y segura de administrar anestesia. Su experiencia en Melilla, durante la Guerra del Rif, y su contacto con cirujanos alemanes en Viena durante la Primera Guerra Mundial, donde inspeccionó campos de prisioneros, le proporcionaron una base sólida para sus investigaciones.
 
El nacimiento de la anestesia epidural
 
En 1921, mientras trabajaba en el Hospital Militar de Urgencias de Madrid, Pagés publicó un artículo titulado Anestesia metamérica en la Revista Española de Cirugía y la Revista de Sanidad Militar. En este trabajo, describió por primera vez una técnica innovadora que consistía en inyectar un anestésico local en el espacio epidural, una región que rodea la médula espinal, sin perforar la duramadre (la membrana que protege la médula). Este método, que él llamó “anestesia metamérica” por su capacidad de bloquear el dolor de forma segmentaria, permitía realizar intervenciones quirúrgicas sin recurrir a la anestesia general, que en esa época entrañaba grandes riesgos.
 
El artículo de Pagés detallaba minuciosamente la técnica, incluyendo la anatomía del espacio epidural, el tipo de aguja utilizada, la dosis de anestésico y los efectos observados en 43 operaciones realizadas con éxito. Su enfoque era revolucionario: la anestesia epidural ofrecía un control preciso del dolor, mantenía al paciente consciente y reducía los riesgos asociados a otras formas de anestesia, como la raquídea o la general. Además, Pagés documentó las complicaciones y errores, demostrando un rigor científico admirable para la época.
 
Un descubrimiento olvidado
 
A pesar de su importancia, el trabajo de Pagés no tuvo la difusión que merecía. Publicado únicamente en español y en revistas nacionales, su artículo pasó desapercibido en la comunidad médica internacional. Para colmo, en 1923, a los 37 años, Pagés murió trágicamente en un accidente de tráfico mientras regresaba de unas vacaciones en el País Vasco. Su prematura desaparición silenció su legado, y durante años, su contribución quedó relegada al olvido.
 
En 1931, el cirujano italiano Achille Mario Dogliotti presentó una técnica similar en un congreso internacional, recibiendo el crédito por el descubrimiento de la anestesia epidural. Sin embargo, en 1932, el cirujano argentino Alberto Gutiérrez, quien había utilizado la técnica de Pagés desde 1929, denunció el error y reivindicó la autoría del médico español. Gracias a esta y otras voces, como la del anestesiólogo italo-estadounidense John J. Bonica en 1953, Pagés comenzó a ser reconocido como el verdadero pionero de la epidural. No fue hasta 1961 cuando su artículo fue traducido al inglés, y en 1975 al francés, permitiendo que su trabajo alcanzara una audiencia global.
 
El impacto de la anestesia epidural
 
Hoy en día, la anestesia epidural es una de las técnicas más utilizadas en la medicina moderna. En obstetricia, se emplea en hasta el 96% de los partos en algunos países, permitiendo un “parto sin dolor” que ha transformado la experiencia del nacimiento. Pero su uso va mucho más allá: es común en cirugías abdominales, torácicas y de extremidades inferiores, en el control del dolor postoperatorio, en el tratamiento del dolor crónico y como alternativa a la anestesia general en pacientes de alto riesgo. Su versatilidad y seguridad la han convertido en un pilar de la anestesiología.
 
El descubrimiento de Pagés no solo mejoró la calidad de vida de millones de pacientes, sino que también abrió la puerta a nuevas técnicas de anestesia regional. Su enfoque innovador, basado en un profundo conocimiento anatómico y en la empatía hacia sus pacientes, sigue siendo un modelo para los profesionales de la medicina.
 
Un legado que merece ser recordado
 
A pesar de su contribución, Fidel Pagés sigue siendo un desconocido para el gran público en España. En su ciudad natal, Huesca, se le ha rendido homenaje con exposiciones, conferencias y una estatua frente al hospital San Jorge. Además, la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) otorga desde 1957 el Premio Fidel Pagés, y el Ministerio de Defensa creó en 2007 el Premio a la Investigación en Sanidad Militar Fidel Pagés Miravé. Sin embargo, en el resto del país, su nombre apenas aparece en los libros de texto o en el imaginario colectivo. Solo dos calles, una en Huesca y otra en El Vendrell (Tarragona), llevan su nombre.
 
La historia de Fidel Pagés es un recordatorio de cómo el talento y la dedicación pueden cambiar el mundo, incluso en las circunstancias más adversas. También es una lección sobre la importancia de difundir el conocimiento y proteger el legado de quienes, como Pagés, trabajan silenciosamente por el bien común. La próxima vez que escuches hablar de la anestesia epidural, recuerda que este gran invento lleva el sello de un médico español que, desde las trincheras de la guerra, soñó con un mundo sin dolor.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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