(AZprensa) Cuando pensamos en la anestesia epidural, lo
primero que suele venir a la mente es su uso en los partos, una técnica que ha
permitido a millones de mujeres dar a luz sin dolor, manteniendo la consciencia
durante el proceso. Pero lo que pocos saben es que este revolucionario avance
médico tiene raíces españolas y es obra de un médico militar aragonés, Fidel
Pagés Miravé, quien en 1921 publicó un descubrimiento que transformaría para
siempre la práctica quirúrgica y el manejo del dolor. Esta es la historia de un
invento español que, a pesar de su impacto global, estuvo a punto de caer en el
olvido.
Fidel Pagés: Un médico en tiempos de guerra
Fidel Pagés nació en Huesca en 1886, en el seno de una
familia de clase media-alta. Desde joven mostró una pasión por la medicina, lo
que le llevó a estudiar en la Universidad de Zaragoza, donde se graduó en 1908.
Su vocación por ayudar a los demás y su deseo de estar donde más se le
necesitaba lo condujeron a ingresar en el cuerpo de Sanidad Militar del ejército
español. Esta decisión marcó su carrera, llevándolo a escenarios de gran
sufrimiento humano, como la Guerra del Rif en el norte de África y la Primera
Guerra Mundial.
Fue en el contexto de estas guerras donde Pagés
desarrolló su interés por aliviar el dolor de los soldados heridos. En el
frente, las condiciones eran extremas: los recursos médicos eran limitados, y
las operaciones quirúrgicas se realizaban en circunstancias precarias. Pagés,
profundamente afectado por el sufrimiento de sus pacientes, se propuso
encontrar una forma más efectiva y segura de administrar anestesia. Su
experiencia en Melilla, durante la Guerra del Rif, y su contacto con cirujanos
alemanes en Viena durante la Primera Guerra Mundial, donde inspeccionó campos
de prisioneros, le proporcionaron una base sólida para sus investigaciones.
El nacimiento de la anestesia epidural
En 1921, mientras trabajaba en el Hospital Militar de
Urgencias de Madrid, Pagés publicó un artículo titulado Anestesia metamérica en
la Revista Española de Cirugía y la Revista de Sanidad Militar. En este
trabajo, describió por primera vez una técnica innovadora que consistía en
inyectar un anestésico local en el espacio epidural, una región que rodea la
médula espinal, sin perforar la duramadre (la membrana que protege la médula).
Este método, que él llamó “anestesia metamérica” por su capacidad de bloquear
el dolor de forma segmentaria, permitía realizar intervenciones quirúrgicas sin
recurrir a la anestesia general, que en esa época entrañaba grandes riesgos.
El artículo de Pagés detallaba minuciosamente la técnica,
incluyendo la anatomía del espacio epidural, el tipo de aguja utilizada, la
dosis de anestésico y los efectos observados en 43 operaciones realizadas con
éxito. Su enfoque era revolucionario: la anestesia epidural ofrecía un control
preciso del dolor, mantenía al paciente consciente y reducía los riesgos
asociados a otras formas de anestesia, como la raquídea o la general. Además,
Pagés documentó las complicaciones y errores, demostrando un rigor científico
admirable para la época.
Un descubrimiento olvidado
A pesar de su importancia, el trabajo de Pagés no tuvo la
difusión que merecía. Publicado únicamente en español y en revistas nacionales,
su artículo pasó desapercibido en la comunidad médica internacional. Para
colmo, en 1923, a los 37 años, Pagés murió trágicamente en un accidente de
tráfico mientras regresaba de unas vacaciones en el País Vasco. Su prematura
desaparición silenció su legado, y durante años, su contribución quedó relegada
al olvido.
En 1931, el cirujano italiano Achille Mario Dogliotti
presentó una técnica similar en un congreso internacional, recibiendo el
crédito por el descubrimiento de la anestesia epidural. Sin embargo, en 1932,
el cirujano argentino Alberto Gutiérrez, quien había utilizado la técnica de
Pagés desde 1929, denunció el error y reivindicó la autoría del médico español.
Gracias a esta y otras voces, como la del anestesiólogo italo-estadounidense
John J. Bonica en 1953, Pagés comenzó a ser reconocido como el verdadero
pionero de la epidural. No fue hasta 1961 cuando su artículo fue traducido al
inglés, y en 1975 al francés, permitiendo que su trabajo alcanzara una
audiencia global.
El impacto de la anestesia epidural
Hoy en día, la anestesia epidural es una de las técnicas
más utilizadas en la medicina moderna. En obstetricia, se emplea en hasta el
96% de los partos en algunos países, permitiendo un “parto sin dolor” que ha
transformado la experiencia del nacimiento. Pero su uso va mucho más allá: es
común en cirugías abdominales, torácicas y de extremidades inferiores, en el
control del dolor postoperatorio, en el tratamiento del dolor crónico y como
alternativa a la anestesia general en pacientes de alto riesgo. Su versatilidad
y seguridad la han convertido en un pilar de la anestesiología.
El descubrimiento de Pagés no solo mejoró la calidad de
vida de millones de pacientes, sino que también abrió la puerta a nuevas
técnicas de anestesia regional. Su enfoque innovador, basado en un profundo
conocimiento anatómico y en la empatía hacia sus pacientes, sigue siendo un
modelo para los profesionales de la medicina.
Un legado que merece ser recordado
A pesar de su contribución, Fidel Pagés sigue siendo un
desconocido para el gran público en España. En su ciudad natal, Huesca, se le
ha rendido homenaje con exposiciones, conferencias y una estatua frente al
hospital San Jorge. Además, la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación
y Terapéutica del Dolor (SEDAR) otorga desde 1957 el Premio Fidel Pagés, y el Ministerio
de Defensa creó en 2007 el Premio a la Investigación en Sanidad Militar Fidel
Pagés Miravé. Sin embargo, en el resto del país, su nombre apenas aparece en
los libros de texto o en el imaginario colectivo. Solo dos calles, una en
Huesca y otra en El Vendrell (Tarragona), llevan su nombre.
La historia de Fidel Pagés es un recordatorio de cómo el
talento y la dedicación pueden cambiar el mundo, incluso en las circunstancias
más adversas. También es una lección sobre la importancia de difundir el conocimiento
y proteger el legado de quienes, como Pagés, trabajan silenciosamente por el
bien común. La próxima vez que escuches hablar de la anestesia epidural,
recuerda que este gran invento lleva el sello de un médico español que, desde
las trincheras de la guerra, soñó con un mundo sin dolor.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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