miércoles, 16 de marzo de 2016

Este fue el primer medicamento por vía inhalatoria registrado en España

(AZprensa) Los medicamentos para tratar el asma y otras enfermedades respiratorias utilizan con frecuencia la vía inhalatoria para su administración, pero ¿cuál fue el primer medicamento que se registró en España con este modo de administración? Para ello hay que remontarse al año 1919 en que se realizaron los trámites para el registro como especialidad farmacéutica del “Pulvi inhalador Fisac” que se había lanzado al mercado en 1910.

El Dr. Gaspar Fisac Orovio (1859-1937) había demostrado que el polvo de cal y yeso que flotaba en el ambiente, al ser inhalado y mezclarse con el ácido carbónico, se transformaba en bicarbonato cálcico soluble, el cual, debido al calor y a la diferencia de presión, desprendía anhídrido carbónico que precipitaba y se transformaba en carbonato cálcico insoluble. Este último, debido a su gran estabilidad, pasaba a formar parte del tubérculo cretáceo, impidiendo el avance del bacilo de Koch.

En base a ello, su primo Joaquín Fisac, farmacéutico, preparó un dispositivo de inhalación que contenía los siguientes ingredientes, según la receta original:
- Hidrato cálcico: treinta y dos gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Ortofosfato cálcico: treinta y dos gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Sulfato cálcico: treinta y tres gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Ácido benzoico: un gramo, por cada cien gramos totales de preparado final.
- Eucaliptol: dos gramos, por cada cien gramos totales de preparado final.

Este nuevo enfoque de la enfermedad avalaba la importancia de la dieta, que debía ser rica en sales de cal, pero aún así era un medida válida solamente en individuos sanos, no en los que ya hubieran enfermado. Para estos últimos, la solución era la infiltración fibro-calcárea del tubérculo y esto sólo se podía conseguir respirando una atmósfera cargada con este tipo de sales. 

De todo ello se habla, entre otras muchas curiosidades médicas de la época, en el libro “Una lágrima es un beso” que recoge la biografía del médico, periodista y poeta, Gaspar Fisac Orovio: 

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