(AZprensa) Estamos tan acostumbrados a ver el color azul del cielo que nos
parece imposible imaginarlo de otro color, pero ¿fue el cielo de un color distinto al actual hace 3.000 años? Eso es lo que parece desprenderse de algunos estudios muy poco
difundidos. William Gladstone (Liverpool, 1809-1898) fue un político británico
que tuvo una curiosa idea: decidió contar todas las veces que aparecían los
nombres de los colores en “La Ilíada” y “La Odisea” y para sorpresa suya no
encontró que nunca se citase el color azul. Por el contrario, el color negro
aparecía citado 200 veces, el blanco 100 veces, el rojo 15 veces, y el amarillo
10 veces. Siendo tan detallista Homero ¿cómo era posible que nunca se hubiese
referido al color del cielo? En realidad sí lo hizo, pero describiéndolo como
“color bronce” y, por añadidura, también se refirió al color del mar
describiéndolo como “color vino”. En definitiva, ni una sola referencia al
color azul.
Pero no se trata sólo de Homero, también en los escritos de la
antigüedad no aparecen referencias al color azul, salvo en la cultura egipcia,
aunque quizás esto sea debido a que era común utilizar un tinte color azul que
habían creado, pero no referido dicho color al cielo.
Tratando de encontrar una explicación a esta curiosa ausencia, se han
encontrado recientes estudios que suponen que la atmósfera de la Tierra
contenía en aquella época una mayor cantidad de metano y es sabido que la
incidencia de la luz solar sobre dicho gas en la parte alta de la atmósfera confiere
a esta un tono rojizo-anaranjado en vez del color azul actual. Después, la
pérdida gradual de metano hizo que el cielo fuese cambiando de una forma muy
lenta hacia el azul, tan lenta que llevó muchas generaciones y por eso nadie
apreció el cambio. Ahora cabía preguntarnos si un nuevo aumento del metano en
la atmósfera nos llevará dentro de unos pocos miles de años a otra época de
cielo color bronce como el que describió Homero.
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