(AZprensa) Hasta
ahora los científicos pensaban que los meteoritos que llegan a la Tierra
proceden de algún determinado planeta (Marte en su mayoría) o del cinturón de
asteroides situado entre Marte y Júpiter (cuya formación se estima en 4.565
millones de años), sin embargo un estudio internacional en el que ha
participado el CSIC concluye que “es posible que buena parte de los meteoritos no
diferenciados que han llegado a la Tierra provengan de las capas de regolito”.
Y ¿qué es eso del regolito?
Según explican, la
distribución de tamaño de los objetos que componen el cinturón de asteroides
entre Marte y Júpiter indica que cada uno de esos asteroides ha recibido
impactos de proyectiles de más de veinte centímetros al menos unos cien
millones de veces. La información recopilada de las condritas ordinarias indica
que estos meteoritos proceden de asteroides pequeños que, con un diámetro
inferior a pocos cientos de kilómetros, colisionaron y desprendieron esas rocas
hace millones de años.
Pues
bien, el resultado de esos
impactos son cráteres proporcionales tanto al diámetro como a la velocidad de
esos proyectiles y como resultado de la fragmentación por los impactos de
grandes proyectiles, los asteroides poseen enormes bloques sobre su superficie.
Los materiales apilados por esos procesos se denominan regolito y forman una
capa superficial que tiene un grosor de varios kilómetros. Por consiguiente lo
más probable es que los meteoritos que alcanzan la Tierra provengan de esa capa
que, precisamente procede no de ese meteorito, sino de otros muchos de origen
desconocido que impactaron contra él.
Ahora,
varias agencias espaciales plantean misiones de exploración de asteroides y el
retorno de muestras de sus superficies. Las misiones Hayabusa 2, de la Agencia
Japonesa de Exploración Espacial, y OSIRIS Rex, de la NASA, visitarán dos
asteroides primitivos y recogerán muestras que traerán de vuelta a la Tierra.
Como apuntan desde el CSIC, “para recuperar y analizar muestras prístinas representativas
de los materiales formativos del disco protoplanetario habría que buscar
asteroides de pocos kilómetros o cientos de metros con características
homogéneas”.
(En
la imagen: Cráteres en la
superficie del asteroide 21 Lutetia)
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